En la última cena, Cristo anunció que uno de sus discípulos lo traicionaría
Para los católicos, cada día de la Semana Santa tiene su significado y valor espiritual, que representa un episodio de los últimos momentos de la vida de Jesucristo.
El Lunes Santo se conmemora el inicio de la Pasión de Cristo. Jesús vuelve a Jerusalén y se dirige al templo, enfrenta a los mercaderes y los expulsa del lugar por ser un espacio para rendir culto a su padre.
Mientras que el Martes Santo, Jesús anuncia su pronta muerte, algo que causó gran pesar entre sus discípulos. La mayoría de las procesiones que se celebran este día se centran en la cruz y en el Cristo crucificado.
Asimismo, el Miércoles Santo es el punto álgido de la Semana Santa, por ser un día penitencial, se intensifican los actos y las procesiones. Se recuerda el momento en que Judas, uno de los doce discípulos del Señor, se pone de acuerdo con los enemigos de Jesús y se ofrece a entregarlo a cambio de treinta monedas de plata.
El Jueves Santo, la Iglesia Católica conmemora la Eucaristía en la Última Cena de Cristo. Esa misma noche, Jesús es entregado por Judas y llevado a prisión. También se conmemora el lavatorio de pies.
En el Viernes Santo, luego de su encarcelamiento, Jesús es sometido a un juicio, tras ser torturado. Le colocan una corona de espinas sobre la cabeza y lo hacen cargar una pesada cruz, recorriendo la ciudad de Jerusalén. Al mediodía es crucificado. Es día de dolor y luto y no se celebran misas, sino rituales de oración.
Para el Sábado Santo, Jesús permanece en el sepulcro. Los fieles realizan la Vigilia Pascual con la esperanza de la resurrección.
El Domingo de Resurrección, también llamado Domingo de Pascua, es el día en que Jesús sale del sepulcro. Del dolor se pasa a la esperanza: Cristo resucita, se encuentra con sus apóstoles y posteriormente sube a los cielos, poniendo fin a las celebraciones de Semana Santa.
En todos estos días la Iglesia llama a la reflexión y recogimiento espiritual con la intención de que los fieles hagan un balance de su vida para que puedan renacer como lo hizo Cristo, luego de morir por los pecados de sus fieles.