En el nuevo partido de la insurgencia perredeísta se presenta una interesante dicotomía política: su peor candidato, Hipólito Mejía, es su única posibilidad de crecer y consolidarse en menos de dos años que faltan para las elecciones, mientras su mejor opción electoral, Luis Abinader, no lograría ni siquiera hacer despegar esa nueva estructura partidaria.
Se trata de un fenómeno inédito en la política nuestra porque rompe la tradición de que las plataformas políticas catapultan las candidaturas.
Aquí ocurre al revés, el peso de un expresidente y tres veces candidato presidencial de sólido arraigo podría romper el bipartidismo actual.
Como candidato, Abinader tendría la ventaja de su bajísima tasa de rechazo y constituye una opción fresca, pero no tiene el peso ni el carisma de Mejía para atraerse por sí solo una parte significativa del perredeísmo que se vería tentado a abandonar su partido para probar suerte en la nueva estructura política.
Podría pensarse que frente a esa realidad lo lógico es repetir la boleta del 2012: Hipólito-Abinader.
Pero la política no puede proyectarse bajo esos parámetros, y mucho menos en ese escenario tan coyuntural y con una plataforma electoral creada para la ocasión.
Si llegara a desarrollarse como han planeado sus organizadores, el Partido Revolucionario Mayoritario no tendría ninguna significación electoral después de las elecciones del dieciséis… Así está planteado porque la idea es volver al PRD tan pronto ese partido se libere “del secuestro” en que lo tiene Miguel Vargas.
Dando palos a ciegas…
Hipólito Mejía no sólo sabe que el PRM y la llamada Convergencia tienen patas cortas y no podrán llegar muy lejos, sino que está consciente de que en las elecciones del dieciséis debe hacer su último esfuerzo para volver al poder. Y en esos afanes su sabichosería política ha arrastrado a Luis Abinader.
Mientras por un lado le susurra a su pupilo que no será candidato y que ese espacio le corresponderá a él, a Abinader; por otro lado suelta su caballería troyana para que promueva su candidatura y sus voceros amplifican la campaña todos los días en los medios de comunicación.
Aparenta actuar con indulgencia y desprendimiento cuando cede la secretaría general y algunas posiciones de mando jerárquico a los abinaderistas en el PRM, pero impone su mayoría, designa al presidente, y en los municipios se alistan para copar los principales cargos directivos.
Llegó al partido familiar de los Abinader, la Alianza Social Dominicana, que fundara don José Rafael hace tantísimos años, pero se verá que en cuestión de días los dirigentes del PPH controlarán esa estructura de cabo a rabo, en especial cuando empiece el reparto de candidaturas congresuales y municipales.
Muchos se devolverán…
El entusiasmo que existe entre los insurgentes no es el esperado… En los pueblos no ha calado la idea de irse del PRD incluso entre muchos seguidores cercanos de Hipólito y Abinader… “Nosotros no entendemos ese invento…”, comentó hace poco a periodistas veganos un allegado a Mejía.
Si el PRD sale bien librado de su prueba del domingo, si escoge a sus nuevas autoridades sin trauma y de inmediato se aboca a escoger sus candidatos a la Presidencia, a las alcaldías y al Congreso, al PRM le quedará muy poco espacio.
Su única posibilidad de crecer está en el PRD y si se le cierra esa puerta terminaría muy reducido y en la escogencia de sus candidatos será inevitable el canibalismo… Tomado del Listín Diario