Médicos, pacientes y moradores del entorno del hospital Luis Eduardo Aybar (Morgan), recibieron con júbilo el anuncio de la demolición total del centro para dar paso a la Ciudad Sanitaria del mismo nombre, considerada como una de las instituciones más modernas que tendrá el país en materia de salud, cuya inversión ronda los dos mil millones de pesos.
La edificación viene a satisfacer la demanda de mejoría en la calidad de los servicios ofrecidos, así como erradicar la precariedad en los insumos que cada vez eran más frecuentes, según opinión generalizada de los enfermos que asisten al hospital.
Samuel López, residente en el municipio de Guerra, quien asistió a una cita médica, al reflexionar sobre el particular aplaudió la reconstrucción del hospital porque atenderá la demanda de los más pobres y vulnerables del país.
En tanto que Sobeida Ogando, residente en Villa María, entiende que beneficiará no solo a pacientes, sino al país en general, y espera que cuando entre en funcionamiento no quieran sacar lo invertido de los bolsillos de los pacientes.
“Aunque el centro todavía continúa dando asistencia, será en septiembre cuando se suspendan todos los servicios, por lo que el próximo martes habrá una reunión para decidir a donde serán trasladados los enfermos ingresados y lo concerniente al cierre”, reveló a este medio el doctor Julio Rodríguez Gullón, presidente del Consejo de Dirección del Luis Eduardo Aybar.
De acuerdo a los planteamientos del galeno, la Ciudad Sanitaria está considerada como una de las obras de mayor importancia del plan de acción del Gobierno, cuya inversión total ha sido distribuida de la siguiente manera: Hospital Materno Infantil, Edificio de Consultas Externas y Docencia, RD$2, 041 millones, y el Nuevo Hospital General Clínico Quirúrgico, con un costo de RD$ 2, 021 millones, en obra civil y equipamientos, respectivamente.
Entre las nuevas aéreas a construir están: los edificios de Imagen, que formará parte de Cecanot; un hospital clínico de Patología Forense, Seguridad y Monitoreo, así como una planta de tratamiento desechos médicos sólidos, núcleo de circulación vertical y parqueos soterrados, además, un Hospital Materno Infantil y un edificio de consultorios y docencia.
Todas las edificaciones serán levantadas en un área aproximada de 34,600 metros cuadrados, con capacidad para 168 camas, 14 quirófanos y cuatro salas de partos.
Rodríguez Grullón explicó que para su realización fueron tomados en cuenta los parámetros y requerimientos que exige la medicina moderna en estas áreas, de forma que no se omitiera un solo detalle, a fin de que estos dispensarios ofrezcan las facilidades de espacio y tecnología que el pueblo merece.
“Las especialidades del Hospital Materno Infantil serán distribuidas por plantas de pisos. Habrá una emergencia pediátrica y una materna, con 24 cubículos, una sala de yesos, farmacia y laboratorio clínico. También un área de imágenes y diagnóstico, un gran laboratorio para pruebas especiales, quirófanos obstétricos, una unidad de cuidado infantil neonatal, un banco de sangre y sala de hemodiálisis, entre otros”, apunta el facultativo.
Por su parte, el Hospital General Clínico Quirúrgico contará con seis niveles y una capacidad para 208 camas, distribuidos en un área de 33, 900 metros cuadrados y dos niveles soterrados de parqueos.
Una de las áreas especiales que se ha destacado en el actual hospital es su unidad de quemados, única en existencia en el país. En el nuevo centro, esta dependencia ha sido considerada en la magnitud de su importancia, y será la más moderna del Caribe, con un área aproximada de unos 3 mil 200 metros cuadrados. Incluirá tres quirófanos especiales para quemados, del total de 13 con que contará el nuevo Hospital General Clínico Quirúrgico, unidad de cuidados intensivos para pacientes críticos, y otra de cuidados intensivos intermedios, tinas de tratamiento, grúas eléctricas de inmersión de afectados, entre otros equipos especiales.
Mientras tanto…
En la actualidad el entorno del Luis Eduardo Aybar, unos de los principales centros asistenciales del país, está convertido en un mercado, donde se vende, entre otras cosas jugos, comida, víveres, ropas usadas y medicamentos. A esto se agrega el desamparo de personas que, al parecer, han sido abandonadas por sus familias y al no tener protección del Estado, su único lugar de descanso es la acera del sanatorio.
Maritza Pérez es una de las tantas negociantes del lugar, y tan variadas son sus mercancías, que entre ella oferta medicamentos como Acetaminofén, Iboprofén, Diclofenac, Ranitidina, ungüentos para golpes y lociones para la piel. Además de bandas de goma para amarrar los cabellos, pulsas, carteras, redecillas, así como otros utensilios para mujeres.
Igualmente, sindicatos del trasporte se han apoderado del entorno del hospital, y desde las primeras horas de la mañana, principalmente en la calle Federico Velásquez, aparecen las terminales de rutas, dificultando el libre acceso de las ambulancias que llegan a las emergencias del Aybar.