Prevención de la aterosclerosis coronaria

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Por: Martín Suero Decena

Los  vasos que suministran sangre, oxígeno  y nutrientes al músculo  cardiaco son las arterias coronarias, las cuales se pueden ver afectadas por la  ateroesclerosis, como  enfermedad, la cual puede formar placas de ateromas que obstruyen su interior.

Esta placa de ateroma toma tiempo para formarse, y su composición está integrada por diversas sustancias en la sangre que llevan a la calcificación    y obstrucción de las arterias. Este mecanismo de obstrucción, llamado  ateroesclerosis, requiere de predisposición genética e inflamatoria y, los  factores de riesgo que  tienen cada  individuo, juegan un papel muy importante.

Para  que una arteria se obstruya y disminuya el flujo de sangre al  músculo  cardiaco y pueda hacer un síndrome coronario agudo, se  necesita de muchos  años. La placa puede romperse y formar un coágulo  de sangre en la superficie de la misma que bloqueará, en su mayor parte o en  su  totalidad, el flujo de sangre a través de esa arteria coronaria afectada, con su consecuente  evento coronario agudo, siendo el de mayor gravedad el Infarto Agudo del Miocardio.

Si el flujo a través de la arteria afectada no se restablece rápidamente, esa parte del músculo cardiaco comienza a morir y, si la persona no recibe  tratamiento rápido, puede causar problemas graves e incluso la muerte o  un  daño permanente.

En  todo el mundo, las  enfermedades cardiovasculares son la primera  causa de muerte. Importante es reconocer que esta enfermedad no  distingue clases sociales y también puede incapacitar a los sobrevivientes  del Infarto del Miocardio, ya que muchos de ellos quedan con lesiones   graves como la Insuficiencia Cardiaca, que los pone en condiciones  de dependencia económica y social.

De aquí lo importante de hacer el diagnóstico a tiempo y actuar en  consecuencia.

Los principales factores de riesgo para una enfermedad de las arterias  coronarias son los siguientes: la concentración alta de colesterol y triglicéridos en sangre, hipertensión arterial, hábito de fumar tabaco, Diabetes Mellitus y la resistencia  a la insulina, obesidad  y sobrepeso, la inactividad  física, los antecedentes  familiares de enfermedad coronaria y la edad  avanzada.

Hay otros factores de riesgo reconocidos, que no son los tradicionales, que  ayudan al médico a identificar a un grupo de pacientes que requieren de una vigilancia más estrecha. Se destacan entre ellos: la concentración alta  de Lipoproteína “a”, cuyo gen está involucrado en la inflamación y la  ateroesclerosis; los niveles altos de Proteína C en la sangre, que indican  que hay inflamación en el cuerpo y en las coronarias; y las de fibrinógeno y hemosiderina  que hacen más  susceptible  a los individuos de eventos  embólicos, no solo a nivel cardiaco, sino cerebral.

Prevención

Cuando pensamos en la prevención o tratamiento de la enfermedad coronaria, necesariamente tenemos que pensar en modificación de estilo  de vida, medicamentos y los procedimientos de intervenciones, desde el punto de vista médico, los cuales, en su conjunto, pueden reducir el riesgo  de presentar problemas relacionados con la enfermedad.

Al conmemorarse  este mes el Día Mundial del Corazón, necesitamos tener  presente la modificación de los factores de riesgo cardiovasculares, implementar campañas de educación para promover la salud  cardiovascular y modificación de los malos hábitos para, a su vez, generar un impacto positivo. El autor es médico cardiólogo, reside en Santo Domingo. martin_suero@hotmail.com

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