Las manipulaciones contra Félix Bautista y su familia

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Editorial de Nuevo Eco

Compartimos  los criterios de un sector de la sociedad civil en defender los Derechos Humanos de los haitianos, el aborto (planificación familiar), la homosexualidad (lucha contra la discriminación), pero (el “pero” es lo difícil-controversial). Apoyamos  la lucha contra la corrupción, siempre y cuando se haga de forma sincera, como lo planteado por el embajador de Estados Unidos, James Brewster (Wally). Él dijo que la corrupción es un cáncer que frena el desarrollo del país.

El “pero” a algunos representantes de la sociedad civil es que en el caso particular del senador Félix Bautista ha habido un injusto ensañamiento contra él y sus familiares. Ojo con esto: no nos oponemos a que a él, al igual que a cualquier otro político, se le procese en los tribunales y demuestre el origen de su fortuna, sino en la forma manipuladora y abusiva en el manejo del caso.

Se mezclan mansos y cimarrones. Hay un poco de todo. Gente bien intencionada que desean que se luche contra la corrupción, otros desahogan en Bautista el mortal veneno de sus frustraciones, su odio al expresidente Leonel Fernández, al presidente Danilo Medina, al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y su casi 16 años de gobierno.

Debemos  aclarar  que como gente honrada  también nos interesa saber cómo el senador sanjuanero y otros dirigentes, de personas que vivían modestamente adquieren fortunas. Eso no quiere decir que nos obstinemos  en acusar, señalar con el dedo  índice acusador  a alguien en particular. Eso no es justo.

Para tener jueces, fiscales, policías, políticos decentes, necesitamos una sociedad honorable que sienta repulsa por los malos actos. Todas las encuestas indican que a los dominicanos les importa poco la honestidad, predican que “lo importante es buscarse lo suyo”. La corrupción solo aparece como tema de campaña, se critica al contrario político. Luchan contra ella  en la oposición, cuando llegan al poder hacen lo mismo que criticaban.

Ahora resulta que no sólo es el “corrupto” más famoso del país, sino del mundo. En los ataques a Félix hay que decir que lo mucho hasta Dios lo ve: A algunas personas  se le ha pasado la mano. Han traspasado los límites de la sensatez. El senador de San Juan no es un santo, tan poco es tan diablo como lo pintan. O como un sector quiere que se vea.

Es como la clásica historia de la leyenda del “chivo expiatorio”, un personaje del Viejo Testamento de la Biblia. Cuando en un pueblo había mucho pecado un sacerdote judío tomaba un chivo y después de un rito espiritual lo llevaban a un sitio apartado. El pobre animal era arrojado lejos del pueblo, simbolizando que con él se estaba liberando a todo un pueblo de sus pecados, sus culpas y maldiciones.

La hipocresía dominicana está expiando todas sus culpas, su histórica irresponsabilidad en la lucha contra la corrupción en solo un funcionario, que, entonces, se convierte en víctima. Eso es una injusticia tan elevada como el monte Everest, que es la cima más alta del planeta.

A Bautista lo quieren hacer ver no solo como el más corrupto de República Dominicana, sino en el mundo entero, según una encuesta de Transparencia Internacional. Que nos perdonen quienes representan la nombrada encuesta en el país, para nosotros hubo manipulaciones. No creemos que hubiese honradez en la nominación del candidato dominicano y en la forma de votación. No cuestionamos  el prestigio de Transparencia Internacional, sino de quienes manejan la encuesta en “RD”.

Bautista ha sido solo una distracción para hacer creer que se lucha contra la corrupción y realmente no meter preso los corruptos. Para el procurador Francisco Domínguez Brito ha sido lo de ganar notoriedad para sus futuras aspiraciones a la Presidencia de la República, además de sus viejos  problemas personales con el legislador.

Domínguez Brito sabe, como saben todos en el PLD, sociedad civil y la oposición política, que los peledeístas eran personas modestas, que luego de años en el poder ascendieron económicamente. Formaron una clase económica, que en algunos casos, compiten con los empresarios tradicionales. No comprendemos  por qué de tantas fortunas la única pecaminosa es la de Félix Bautista.

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