¿El dominio de la sinrazón?

Spread the love

El hombre se pierde alejado de las leyes de la creación. Transita el derrotero de la avaricia, no hay paz en el globo terráqueo, cada orto es un desafío.

 

Aquí en este solar dominicano donde todos estamos obligados por natural deber del ciudadano de la misma tierra, estamos acosados por la corrupción e inseguridad. No es el espejo de la especulación, ni sintiendo el viento donde las velas no impulsan el velero.

Cuando navegaba mi riqueza era el espectáculo del cielo que Platón atribuía una naturaleza divina por razón de su regularización. En la tierra comencé a ver el hombre contra sí mismo, destruyendo la naturaleza con la tala indiscriminada de árboles, desolación. Lugares por donde corrían aguas cantarinas fertilizando la tierra, es un paisaje descolorido, árido. La tierra sedienta nos está quemando, no puedo negarlo, siento un reclamo en mi interior, lo expelo, se estoy entre sordos que oyen y ciegos que ven, aturdidos por la ausencia de amor a su propio yo y al entorno. Almas perdidas.

Se avanza en la tecnología, aumenta la riqueza, esto está muy bien. Pero, se destruye la naturaleza, la pobreza no disminuye, incrementa la desigualdad social. Esto nos cuestiona. ¿Por qué el ser humano no es lo primordial? ¿Por qué la hambruna y sus enfermedades llenan el cementerio de los desposeídos? ¿Por qué las tensiones (Guerras frías) y guerras son por el poder económico? ¿Por qué no se entienden y viven en armonía? ¿Por qué se es feliz con riqueza mal habida? ¿Se está en el dominio del mal?

El alma tiene dos partes: la razón y la sinrazón. Esta última es egoísta, avara y hace al hombre pertenecer al dinero y no el dinero a él. Y lo encierra en la concha de lo inseguro, material, lo transitorio. Perdió la parte esencial que lo comunica con Dios. Por ello, no conoce el valor de la persona humana dominado por el egoísmo, se quedó en la materia. Vemos cambios de perfil y recordamos la palabra griega hubus. Una especie de arrogancia presuntuosa que afecta cuando se ejerce un cargo elevado. Se olvida que un cargo público significa servidor a los demás, con entrega sincera y perfección. Autor: Néstor Julio González Díaz, vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.

¿Qué piensas sobre esta noticia?

comentarios