De Pepe Abreu a Mauricio Báez

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La televisión nos entrega el retrato sin retoques, natural, de la avaricia y al defensor de los obreros que producen la fortuna insaciable, enfermedad incurable, que solo desaparece cuando la naturaleza humana termina su ciclo. La historia no tiene a el que haya dicho: ya no quiero más dinero. Todo lo contrario, son incontables y se suman a los que concluyen la vida calificados como los grandes millonarios. Es su orgullo, en sí, son esclavos del dinero. Con ese creador de pobreza es que el señor Pepe Abreu al que sabe como manipular los hilos que ya no son ocultos del poder.

Ayer Pepe se refirió al plan de modificar el Código de Trabajo. Ahí fue que las neuronas se alertaron y recordaron a mediado del año 1944 cuando me sentaba en un banco en el sindicato de los obreros portuarios al lado del simpático Juancito Come Arepa  a escuchar al incansable señor Mauricio Báez. En esas largas noches Mauricio incitaba a no desmayar y me sentí muy conmovido cuando por primera vez oí el nombre Carlos Mark. Mauricio lo presentaba como el padre de los abusados y porqué Mark dijo: “La economía es la ciencia de la miseria humana”. La miseria espiritual de no amar y esclavizar. Y como la sociedad se dividía en dos clases sociales, que se forman de acuerdo a la manera en que se organiza la producción. Que cada clase es un cuasi grupo, cuyo aglutinante es la forma en que sus componentes participan en la producción.

También se refirió a lo que él llamó proletariado. Eso son ustedes, los que no tienen nada, solo la entrega de su sudor que lo venden al precio abusivo de los burgueses  con desprecio le pagan para ustedes poder subsistir. Los tienen explotados y ellos acumulan grandes fortunas con las cuales deciden la dominación. Con esa riqueza controlan la producción y ejerción de dominación. Coinciden, lo económico, entonces, se define lo social y define a lo político, y por resultado lo cultural.

Mauricio era impulsado por un verbo atrayente, como un cantarino manantial. Yo estaba lleno de interrogantes, ansiaba, el espíritu muy curioso de mi juventud soñadora que tenía dos escenarios. Primero el verbo educador, sublime de mi maestro de sociología licenciado Ramón Dewindt Lavandier quien me llevaba en la imaginación a París donde Rosseau con su contrato social. Y el otro el rincón en el sindicato de los obreros portuarios.

En la biblioteca municipal no me cansaba de pasar las páginas de contrato social. Y tenía la ansiedad de estudiar a Carlos Mark que no aparecía en los libros de la biblioteca ni en el Ateneo Dominicano. No sabía el porqué, ni pude preguntarle al señor Mauricio Báez donde podría leer a Carlos Mark. Sucedió la huelga de los obreros y Mauricio y el profesor Dato Pagan fueron presos. Luego supe que Mauricio se fue para Cuba y el maestro Dato para Venezuela. El tiempo me dijo que la tiranía de Trujillo no permitía nada del comunismo de Mark. Eso era cárcel o desaparecer.

Hoy leemos lo que deseamos. Sí no ha cambiado que se trata ser más abusivo contra el que produce la riqueza. Lo que me permite ver al señor Pepe Abreu y recordar al siempre presente señor Mauricio Báez a quien los largos tentáculos asesinos de Trujillo lo desaparecieron en La Habana, Cuba.

Nuestro invitado de hoy: Carlos Mark. “Las personas de posición independiente. Deben su fortuna casi exclusivamente al trabajo del otro, no a su capacidad personal, que en absoluto es mejor que las de los demás. No es la posesión de tierras y dinero, sino el poder disponer del trabajo que distingue a los ricos de los pobres. Los someten, al obrero durante el proceso de trabajo al más mezquino y odioso de los despotismos, transforman el tiempo de su vida en tiempo de trabajo, arrojan a su mujer  y a sus proles bajo la rueda del capital.

El capitalista no solo quiere producir un valor de uso, sino un valor, y no solo valor, sino además plusvalor. Las ideas no pueden realizar casi nada. Para llevar a la práctica las ideas hacen faltas hombres que se apoyen sobre un poder práctico, real. En la práctica es donde el hombre tiene que demostrar la verdad. El hombre es el ser supremo para el hombre”. Comento: Esto sucede hoy, el patrón sigue enfermo trata al obrero como si no fuera gente. Su escavo. Por eso Pepe es digno de escuchar. Autor: Néstor Julio González Díaz, vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.

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