Iglesia hace dura crítica a la relajación social y el afán de hacer dinero fácil

Spread the love

Un ataque frontal a la situación social imperante en República Dominicana fue el escenario que presentaron los Obispos y participantes en el Sermón de las 7 Palabras, sin dejar de lado las críticas a ciertas políticas gubernamentales.

Santo Domingo, (ADPRESS). – En una dura crítica al relajamiento de las costumbres tradicionales y frente al apego creciente al acceso al dinero fácil, la corrupción y la falta de solidaridad entre las personas, los obispos que participaron el viernes santo en el Sermón de las Siete Palabras, conminaron a la ciudadanía a apegarse a los valores tradicionales, dejando atrás las nuevas tendencias sociales, que buscan deshumanizar la sociedad.

Asimismo, hicieron un llamado al respeto a la vida desde sus inicios, condenando el uso y abuso de sustancias adictivas, que ha aumentado en la población, a partir del inicio de la pandemia, recomendando una mayor participación a nivel social en los problemas que aquejan a la población.

La dependencia a las redes sociales, como forma de destacar y competir por mejores imágenes, fue otro de los puntos tratados por los representantes de la Iglesia Católica en República Dominicana, advirtiendo que esta es una adicción igual o peor que cualquiera, pues propicia y fomenta la deshumanización social.

A diferencia de años anteriores el Sermón se centró en la necesidad de que el ser humano se reencuentre con Dios y comience a proyectar las virtudes teológicas: Fe, esperanza y caridad, pero sin dejar las críticas veladas a las actuaciones gubernamentales que propician estas actitudes negativas, haciendo énfasis en la corrupción.

Los obispos José Amable Durán Tineo, obispo auxiliar de Santo Domingo, Vicario Episcopal Territorial Santo Domingo Norte y Vicario del Clero; Faustino Burgos Brisman, obispo Auxiliar de Santo Domingo, y Vicario Episcopal Territorial Santo Domingo Oeste, Francisco Ozoria Acosta, Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, Cecilio Raúl Berzosa Martínez, obispo Misionero en Santo Domingo.

También monseñor Ramón Benito Ángeles Fernández, obispo auxiliar de Santo Domingo, rector de la Universidad Católica de Santo Domingo y Vicario, y los sacerdotes Jorge Rodríguez, Administrador Parroquial de la Parroquia la Exaltación de la Cruz, (Zona Colonial), y Vicario Judicial y Domingo Legua Rudilla, Vicario Episcopal de la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Santo Domingo tuvieron a su cargo las siete palabras.

Monseñor Durán Tineo califica el aborto como un vil asesinato

Monseñor José Amable Durán Tineo al comentar la primera palabra durante el Sermón de las siete palabras, “Padre perdonalos, porque no saben lo que hacen”, calificó el aborto como un vil asesinato de millones de seres humanos a los que se le niega la vida.

“Porque han sido cruel y vilmente asesinados en el vientre de sus propias madres, o tratados como simples objetos de experimento, incapaces siquiera de lanzar un grito o una mirada de dolor que detenga la mano criminal de sus verdugos”.

Criticó la falta de conciencia de la gente que actúa como si no supiera lo que hace, sin entender, que sólo en el bien y la verdad, los realizará como personas.

“Padre, perdónanos porque dormidos por la seducción de este mundo no nos detenemos a considerar que no somos dueños de la vida, ni de nada, que cada día es una maravillosa oportunidad fruto de tu amor y misericordia.

Monseñor Durán Tineo quien también funge como obispo auxiliar de Santo Domingo y vicario episcopal pidió perdón por los crímenes que quedan impunes, por quienes se hacen ricos del erario público, aumentando la pobreza y por los evasores de impuestos.

Pidió perdón por las violencias contra las mujeres niños y adolescentes, por los pobres, y los presos que viven en condiciones inhumanas.

Llamó a las personas a perdonar cualquier acción que le haya perjudicado, como lo hizo Cristo a quienes lo agredieron y reconoció que una de las acciones más difíciles es perdonar, porque el corazón se resiste dado el peso del dolor por la dignidad herida, pisoteada, humillada, pero que ese dolor es aún más fuerte cuando se es inocente.

Obispo aboga por oportunidades y seguridad social para las familias

Monseñor Faustino Burgos Brisman abogó este Viernes Santo por que el Estado proporcione seguridad social y las oportunidades necesarias a las familias dominicanas, a los fines de ofrecer una salida digna a la negación de esos derechos.

“Hay que proporcionar a la familia, ente focal de nuestra nación, las oportunidades necesarias, que les ofrezcan oportunidad y seguridad social”, manifestó el sacerdote al ofrecer la segunda palabra “Hoy estará conmigo en el Paraíso”, dentro de la proclama del sermón de las 7 palabras pronunciadas por Jesucristo en la cruz.

“Hoy estará conmigo en el Paraíso”, es anhelo de muchos que quieren escuchar, no nos hagamos sordo ni indiferentes a este clamor y propiciemos los canales para que puedan escuchar las divinas palabras del redentor, te lo aseguro hoy estará conmigo en el Paraíso”, subrayó el obispo auxiliar de Santo Domingo, y Vicario del Clero.

En la segunda palabra monseñor Burgos Brisman, se preguntó, como nación, cual es el paraíso al que anhelamos entrar, llegar o alcanzar, cual es el paraíso que se nos propone a nuestra crisis.

Dijo que la filosofía del descarte y del rechazo ha contribuido en situar al margen del mercado laboral a quienes trabajan en el sector informal, obreros, jóvenes recién salido de las universidades, entre otros, que son los trabajadores más vulnerables, ya sean nacionales o no.

“Son ellos lo que realizan lo que se puede denominar el trabajo de las tres dimensiones: peligroso, sucio y degradante, y en particular muchos de estos trabajadores, vulnerables, juntos con sus familias, normalmente quedan excluidos de los programas nacionales de promoción, prevención y atención”, indicó el prelado.

Agregó, que, de igual manera, son excluidos de los planes de protección financiera y de los servicios psicosociales. “Se hace urgente y necesario encontrar salida digna hacia situaciones irregulares y a las repercusiones personales que se esconden tras la negación de los derechos sociales, puntualizó finalmente.

Arzobispo llama a imitar ejemplo de María

El Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria, exhortó a la feligresía a imitar a María la madre de Jesús en su sensibilidad ante los problemas y las necesidades de los demás.

Al pronunciar la tercera palabra del sermón, «Mujer he ahí a tu hijo; hijo he ahí a tu madre», el arzobispo afirmó que todos debemos acogerla como nuestra madre, y cultivar una relación permanente y seria con ella, no solo con devoción, rezos y ritos.

Ozoria también valoró el hecho de que, ya padeciendo en la cruz, Jesús entregó a su progenitora carnal para que la cuidara «el discípulo amado», Juan El Evangelista, quien luego la acogió en su casa como su verdadera madre, y, a su vez, María lo quiso como a su verdadero hijo.

El máximo representante de la iglesia católica en el país sostuvo que todos debemos sentirnos amados y cuidados como Hijos de María. «El mejor regalo de Jesús nos lo hizo desde la cruz, al entregarnos a su madre como “nuestra madre”, agregó.

«Acojamos a María en nuestra casa, en nuestra familia, en nuestro corazón», enfatizó Ozoria, para recordar que este será el Año Jubilar Altagraciano, pues se conmemorará el centenario de la coronación de la Virgen de la Altagracia como protectora de la República Dominicana.

Niñez desprotegida no tiene acceso a derechos elementales

Las Siete Palabras comentadas por cinco obispos y dos sacerdotes de las Arquidiócesis de Santo Domingo sirvieron de marco para denunciar situaciones sociales y dramas humanos que desde hace tiempo viven, padecen y perturban las creencias y el alcance de medios de vida de muchos dominicanos en estado de marginación económica y social, todo lo cual se expresa en carencias materiales y espirituales que provocan un alejamiento inspirado por el ejemplo de sacrificio de Cristo para acogerlos y alentarlos en la fe del mundo católico.

Al pronunciar la cuarta palabras “Dios mío, Dios mío, porqué me has abandonado” la Iglesia Católica dominicana plantea su visión del desenvolvimiento espiritual y material de los dominicanos en los últimos años, donde el obispo misionero Cecilio Raúl Berzosa Martínez resaltó que con humildad ha palpado muchas soledades y abandonos de hermanos y hermanas dominicanos de hoy, muchos de los cuales, junto a otros cuyas vidas discurren entre estrecheces e injusticias, «quienes han perdido hasta el sentido de su vida».

Desde el comienzo de su pronunciamiento, el obispo Berzosa puso de relieve que este tipo de abandono fue el que sintió en carne viva Jesús crucificado.

«Jesús, con un grito estremecedor ha asumido todo grito y desesperanza humanos. Y ha hecho suyos nuestros abandonos y nuestros dramas personales colectivos.

«Con humildad y respeto confieso que he palpado muchas soledades y abandono de hermanos y hermanas dominicanos de hoy, en esta bendita y bendecida tierra; los niños y niñas haitianos y dominicanos en barrios como El Café, de Herrera; los niños y niñas de la calle; los niños y niñas especiales no son suficientemente atendidos, ni tampoco sus madres:

Niños ciegos, sordos, o con enfermedades poco comunes; el hacinamiento de presidiarios en nuestras cárceles; los cientos de hermanos sin techo, abandonados a su suerte, en nuestras calles».

Igualmente fustigó las precariedades del sistema de salud al poner como ejemplos la existencia de «enfermos que no tienen acceso digno a los centros de salud; los fallecidos en total soledad por la epidemia del Covid-19», así como de aquellos que deben ir a las calles para sobrevivir, los migrantes sin documentación, al igual que «tantas adolescentes embarazadas y repudiadas».

A este cuadro deprimente de males sociales no resueltos, añadió el la existencia y propagación de muchos «adictos a las bancas y casinos, y los obligados a ser mercancía sexual”.

Sus denuncias abarcan también a las viudas y adultos mayores, enfermos psíquicos sin recursos; mujeres maltratadas por la violencia machista; los castigados por las leyes y sentencias injustas y los que sufren el peso y las consecuencias de la corrupción.

Además, llamó la atención sobre los acosados de las redes, en sus más crueles y cobardes formas, así como a los fracasados en sus relaciones familiares «y quienes han perdido el sentido de sus vidas».

«En todos ellos, y en otros muchos, Jesús sigue gritando hoy al Padre «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?», al indicar que la pasión, la soledad y el abandono de Jesús siguen siendo «actuales, aquí y ahora».

Al describir el panorama que se vive hoy en el país con todos los problemas citados, hizo el cuestionamiento sobre qué es lo que se les pide a los humanos con esta cuarta palabra y cuál es su sentido más original y fecundo.

Expresó que además de contemplar el crucificado-abandonado y de estar al lado de los nuevos crucificados-abandonados de hoy, «debemos reforzar una actitud positiva y de entrega, hacer nuestra la oración del abandono, porque entonces todo abandono encontrará su sentido más hondo, pleno y fecundo».

Monseñor Benito Ángeles dice el país vive momentos amargos

El obispo auxiliar de Santo Domingo, monseñor Ramón Benito Ángeles Fernández, al referirse a la Quinta palabra “tengo sed”, dijo que el país vive momentos amargos que muchas personas desean escapar de la realidad.

“Por eso tantas personas abusan del alcohol, de las drogas ilegales y de los medicamentos recetados. Está, buscando medicina que cure el alma y la están buscando en los lugares equivocados”, agregó.

El rector de la Universidad Católica de Santo Domingo, monseñor Ángeles Fernández al pronunciar la Quinta Palabra en el sermón oficiado en la Catedral Primada de América, expresó que “por eso tantas personas buscan en la música estruendosa y en el baile descontrolado y en el vacilón la felicidad que no encuentran en sus vidas diarias”.

El religioso católico expresó que “lo que, es más, hay personas que buscan en la iglesia un escape para sus problemas. Quieren una adoración que les ayude a conectarse del mundo, no una que les ayude a confrontar las situaciones difíciles en el momento y en el nombre del Señor”.

Ángeles Fernández manifestó que después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo para que la escritura se cumpliera “tengo sed”.

La quinta palabra no puede ilustrar mejor la humanidad de Jesuscristo, el crucificado no es un fantasma que aparenta sufrir en la cruz. Jesús no es una aparición que cumple una formalidad en el plan divino, Jesús de Nazaret es un ser humano verdadero. Su dolor fue tan real como el nuestro. Su sufrimiento tan duro como el de cualquier otra persona.

Expresó que “Jesús tiene sed. Tiene sed para que se cumplan las profecías y mi lengua se pegó a mi paladar y en mi sed me dieron a beber vinagre. Su sed es real, es la sed de un torturado que se levanta en el árbol de la cruz en representación de todo el género humano”.

“Jesús tenía y sigue teniendo sed de amor y de respuesta. Es propio del corazón humano la sed de amor, no somos felices hasta que alguien nos ame con profundidad”, apuntó.

Crítica la descomposición social

El Vicario Judicial de la Arquidiócesis de Santo Domingo, reverendo padre Jorge Rodríguez, destacó que la descomposición social que se evidencia en el país, es parte de la degradación de costumbres ancestrales, por lo que pidió una reflexión profunda a la sociedad en pleno para que abandone esta práctica y vuelva a ser la sociedad sana de décadas atrás.

El también administrador de la Parroquia de la Exaltación de la Cruz, ubicada en la zona colonial, hizo referencia a los graves problemas que enfrenta la juventud, niñez y el conglomerado social de República Dominicana, que se encuentra inmerso en una espiral de retroceso, a pesar de la modernidad, que ha hecho más mal que bien a todo el mundo.

El sacerdote, a quien tocó la sexta palabra de las 7 dichas por Jesucristo en la cruz, “Todo está consumado”, resume la situación actual que se vive en el país, envuelto en una vorágine de vicios, deshumanización y corrupción a todos los niveles, enfatizando en el hecho de que muchas personas buscan el provecho propio en contra del bienestar de la mayoría, lo que, a su juicio, forma parte del entramado que se pretende imponer, a despecho de las buenas costumbres y educación.

Hizo énfasis en la necesidad de que la población vuelque sus ojos, no solo a la iglesia y la fe, sino al restablecimiento de proyectos de vida que beneficien a todos por igual, sin distinción de clases.

De igual manera, destacó el hecho de que cada día, miles de personas se ven influenciadas por las redes sociales, lo que, considera es perjudicial para la salud espiritual.

En su alocución, la más amplia de todas, abarcó el texto del evangelista Juan, en su capítulo 19, versículo 30, que hace referencia a la antepenúltima frase de Jesucristo. “Todo está consumado”, y ciertamente, agregó, el final de los días se acerca, ya que la Biblia establece claramente, la ocurrencia de fenómenos que pondrán en peligro la supervivencia general, destacando el cumplimiento de las profecías descritas en el libro sagrado.

El sacerdote también lanzó duras críticas a quienes, desde las alturas del poder, procuran engrosar sus bolsillos a despecho de una mayoría que no cuenta siquiera con el sustento diario para sobrevivir.

Servidores públicos corruptos en la mira de la Iglesia Católica

Al comentar la séptima y última palabra de Jesús en la cruz, «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu», el padre Domingo Legua Rudilla, destaca que en la vida no solo hay gente que se pierde, sino que permanecen perdidas, sobre todo los servidores públicos.

“Muchas veces he visto a papás y mamás perdidos, profesores perdidos, sacerdotes perdidos, yo mismo, en alguna ocasión, me he perdido. No es un drama perderse, sí lo es permanecer perdido”, afirmó.

Entiende que lo correcto es reconocerlo y volver al lugar en donde se estuvo la última vez.

“En la vida no solamente hay gente que se pierde, sino que permanecen perdidos, nunca están donde deben de estar, sobre todo algunos servidores públicos”, sostuvo.

Lo correcto será reconocerlo y volver al lugar en donde estuvimos la última vez. José y María para no perder tiempo, desandaron el camino hasta el lugar en donde habían estado últimamente juntos.

Destaca que hacer una diligencia, por insignificante que sea, supone una enorme pérdida de tiempo y energía y sostiene que lo grave es no saber estar donde a uno le corresponde.-adpress.com.do

¿Qué piensas sobre esta noticia?

comentarios