911 y Policía indiferentes ante agresión niño haitiano

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Por Maribel Núñez

Con el alma rota estoy, les cuento…

Ésta tarde estaba sentada en la Irigoyen, Ciudad Universitaria, hacía hora antes de un compromiso, aprovechaba el tiempo con el trabajador haitiano que cuida y practicaba el creole que estoy aprendiendo, pasaron tres niños corriendo, muy rápido iban entre risas y voceaderas, pensamos que corrían a la policía, en la UASD había lío, a seguidas, un tipo en una motocicleta también pasó muy rápido, segundos después en la intersección con la Independencia el motorista alcanzó a los chicos, también pasó con pasos dobles un señor que decía lo mato, le digo señor son niños, cuidado, de inmediato me dijo cállese, tú eres cómplices.

Entendí que los chicos habían tomado algo.

Traté de seguir con mi práctica pero los gritos no me dejaron, me voy al centro de la calle para poder ver y el hombre tenía a este niño -Jerson- masacrándolo a golpe, el motorista también le daba, era tanto golpes como si se tratara de una rata, una cucaracha… corrí diciéndole es un niño, es un niño, es un niño….

Traté de convencer al abusador de que descontinuara los golpes, se acercó a mi y me lanzó una trompada que pude esquivarla, comenzó a insultarme, desgraciada… que yo era cómplice, apoyadora, que yo era igual que el niño una ladrona. Me lanzó la segunda trompada, caminé hacia atrás… también mostró machismo, una mujer “entrometida” no se merecía otro trato…

Seguí llamando la atención, “el es un niño y se merece un trato digno, él es un niño y se merece ser tratado con dignidad”-

Ya no sólo recibía insultos del agresor, los agresores, también de las personas que observaban, sobre todo de una joven mujer, su rostro no lo olvidaré jamás: “por qué lo defiendes, es un ladrón, deja que le den para que no vuelva a robar.”

“Todo humano se merece un trato digno…”

Viví el dolor más grande de mi vida…

cómo explicar la impotencia, la desazón… que sentí… el niño se lanzó a mi larga falda, y me abrazó, a nivel debajo de la rodilla, su cuerpo en horizontal sobre el pavimento:

“Máma ayúdame”

“Ay Máma mis ojos, ay Máma hospital, ay Máma me duele”.

Niño haitianoY el azaroso con un destornillador le lanzaba punzonadas, quería matarlo, le lanzaba patadas, me lanzaba trompadas y yo atada, trate de protegerlo de todos, pero quedé convencida que es que no lo veían como humano… le dije racistas, son inhumanos… lloré de impotencia, tenía mi celular en las manos cuando llegué intenté tomar una foto, un video, pero la urgencia era de proteger a ese niño… finalmente el hombre se retiró… el niño quedó llorando: “mis ojos, mis ojos, hospital…”

Y los gritos de l@s espectadores preguntando por qué lo ayudas, eres igual que él

Y yo:

Racistas!

Inhumanos!

Racistas!

Pido agua a los empleados del restaurant, todos observaban, un poco de agua para echarle en los ojos, el niño en el suelo gritando por el dolor de los ojos que mantenía herméticamente cerrados y con profusas lágrimas, el abusador se empeñó en patearle bien la cara… demen agua, sólo miraban, tenían una cara de sorpresa, porque ayudaba, nadie se movió a buscar agua… tuve que correr a donde estaba sentada que tenía mi botella de agua… y le eché en la cara, pensé que le había echado algún líquido, y no, fueron las patadas… el niño llorando me decía Hospital, Hospital, fui a buscar mi carro y en eso llegó una ambulancia, una señora que ya se había ido llamó al 911, éste a la policía… que no tiene los vasos capilares rotos, recuéstate ahí.

La médica entra al asiento de la ambulancia…

Pregunto si lo van a medicar, el otro médico me dice que no se puede medicar porque para hacerlo hay que mantenerlo en observación y ellos no pueden quedárselo.

La doctora dice que no autorizaron llevarlo a un hospital y por tanto no pueden medicarlo, le dije llévenlo al Robert Read.

Médica: No lo autorizaron.

Pero él está mal.

No, le observé los ojos y no tiene vasos capilares rotos.

Pero no puede abrirlos.

Si pero no es una razón para llevarlo a un hospital.

Llegó la policía, le expliqué lo que sucedió y que a mi intentó el hombre agredirme…. miraron al muchacho, no vi en sus rostros ánimo de instaurar justicia…

Dónde tu vives?

En la calle

Y tú mamá y tú papá?

Están en Haití

Que fue lo que te robaste?

Yo no robé nada

El abusador dijo y recuperó un vulgar alicate.

La Mujer policía justificó la violencia: con cara de qué vamos a hacer dijo… “ellos saben que a todo el que cogen robando le dan para matarlo y siguen robando…

No querían llevárselo.

Querían dejarlo en la calle, a dónde lo vamos a llevar, no tiene casa…

Le dije que no podían dejarlo tirado en la calle y que por lo menos se lo llevaran al cuartel hasta que pudiera abrir los ojos… me sentí también culpable, pensé en Niños de Camino… pensé no puedo llevármelo.

Finalmente la policía se lo llevó para el cuartel.

El tipo abusador y que debe estar enfermo de la violencia que vive en él, vive o trabaja en la primera casa de la Irigoyen Esq. Correa y Cidrón, un abusador, una bestia… lástima que las circunstancias no me permitieron fotografiarlo. Ya lo intentaré….

Los seres humanos somos gregarios, necesitamos a la gente, pero que difícil está la interacción con algunos humanos que no merecen tal condición, a penas se sale de la casa y se sufren barbaridades como ésta… si lo sé, much@s pensarán que expuse mi seguridad personal, que opción tenía yo, que no fuera la de defender a éste niño afro y pobre, maltratado incluso por su nacionalidad haitiana, un niño que sólo tiene como casa las terribles calles en República Dominicana.

Ese trabajador haitiano con el que practicaba kreyol también es un indigno, mostró miedo y colonialidad, pues cuando el hombre pasó dijo el nombre de él, cuando yo regresé le dije como se llama y me dijo no sé…

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