Vecinos Ruinas San Francisco quieren sean remodeladas pero sin alterarles el diseño

Santo Domingo, República Dominicana.-Los residentes en las proximidades de las Ruinas de San Francisco, en la Ciudad Colonial, y personas que acostumbran a recrearse en el lugar, quieren que el monumento sea remodelado; pero sin que sea alterado su diseño original, el cual relatan es único en el mundo.

Quieren que si finalmente se llega a un acuerdo para recuperarla, se haga sin empañetar los muros, para evitar lo que ocurrió con la Puerta del Conde, que se coloquen piedras iguales, y que el proyecto lo asuma el Gobierno y no por el sector privado.

Reconocen que urge recuperar las Ruinas, pero advirtieron que no se puede poner en mano del sector privado, porque es un patrimonio del pueblo al que entonces tendrían que pagar para visitarlos.

El majestuoso bloque de piedras, ladrillos y arcilla muestra avanzado deterioro en toda su estructura, evidenciado por la inclemencia del tiempo que poco a poco ha ido lacerando sus muros, escenario que por años ha sido ignorado por las autoridades.

Con el tiempo en sus paredes se han formados grandes huecos y algunas piedras se observan a punto de desprenderse, lo que significa que al pasar por el lugar hay que tener bien abiertos los ojos para evitar un accidente.

Los orificios en las murallas abundan, están uno al lado del otro, unos más grandes, otros más pequeños, todos son aprovechados por las palomas para anidarse. La hermosa ave aquí se ha reproducido por muchas décadas. Mientras inocentes de lo que pueda pasar con su habitad, revolotean de un muro a otro, completamente ajena al peligro que les asecha.

La comunidad ha aplaudido que este martes el Concejo de Regidores del Ayuntamiento del Distrito Nacional se sumara a las instituciones y personas que rechazan las modificaciones que el Ministerio de Turismo y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), han propuesto hacer a las Ruinas.

Ese mismo día, el Ministerio de Turismo informó que el proyecto denominado “Parque Arqueológico y Centro Cultural de las Ruinas de San Francisco” se encuentra en una etapa de consenso con diversos sectores de la sociedad, a fin de rendir un informe con el cual la firma ganadora del concurso para su remodelación pueda analizar las ideas y hacer los ajustes que sean pertinentes a la propuesta de diseño.

Según la propuesta, el proyecto procura preservar el patrimonio histórico, crear riquezas e integrar la población de los barrios localizados al norte de la Ciudad Colonial, a la dinámica económica y social de la ciudad, a través de una oferta de turismo cultural de la que ellos puedan formar parte.

Entre tanto, el Consejo de Regidores estableció que la iniciativa para remodelarla carece de la opinión y la ponderación de los organismos internacionales que regulan los monumentos patrimonios de la humanidad, de la consulta ciudadana y los permisos municipales, por lo que le otorgaron poder al alcalde Roberto Salcedo para que interponga la acción de amparo preventivo que impida el cambio de la estructura de ese patrimonio de la humanidad.

Aníbal Malcano se estableció en ese entorno en el año 1951 cuando llegó de San Juan de la Maguana para ingresar a la Fuerza Aérea Dominica. Hoy a más de medio siglo disfrutando de ese ambiente, pese a estar de acuerdo con que sea recuperada, manifiesta su rotunda oposición a que le sea cambiado el diseño. Cree que puede ser reconstruida tal cual como está, sin empañetarlo, porque ese diseño no existe en ninguna otra parte del mundo y hay que conservarlo como un patrimonio de la humanidad.

Francisco Montás, otro residente, llegó al lugar en 1977, ve como antipático que el proyecto sea manejado por la familia Vicini, al considerar que le han regalado otros espacios como La Marina, el muelle y otros puntos para su provecho personal. “Eso da vergüenza”, murmuró.

A su juicio todo sería mejor si fuera manejado por el Estado, porque si es manejado por el sector privado entonces las familias que deseen visitarlo tendrían que pagar. Igualmente, ve correcto que los regidores se opongan, ya que el uso de suelo debe tener la autorización del Ayuntamiento.

De igual modo, Juan Claudio Tavera dijo que no se opone de la restauración del monumento, pero está en desacuerdo con la forma en que lo quiere hacer, porque prácticamente lo van a desaparecer. “En sí hay que restaurarlo, de lo contrario en poco tiempo no tendremos nada, pero no queremos que vengan y hagan algo que la comunidad no esté de acuerdo”, indicó.

Mientras que Dionisio Hernández, otro residente de la Ciudad Intramuro, cree que la iniciativa de remodelación tiene una ventaja de parte de los promotores, puesto que la modernidad que persiguen no es más que un negocio. “Al fin y al cabo van a inventar algo para manejar un negocio que le va a generar mucho dinero a su favor”.

Dionisio quien tiene como oficio impresor, en un taller próximo a las Ruinas ve con muchos recelos el proyecto de transformación y según su apreciación forma parte de un gran negocio que solo beneficiará a unos cuantos.

En su ir y venir por el lugar ha observado que los negocios instalados en las proximidades y las viviendas existentes son propiedad de extranjeros, mayormente italianos, que la adquieren, según él, para montar comercio y aprovechar las buenas ventajas que facilita el lugar para comercializar. Autor: Víctor Núñez