“Terapia ocupacional motiva niños especiales aprender oficios”

La Escuela Rayo de Sol es un espacio de convivencia y aprendizaje ocupacional

La discapacidad intelectual no ha significado obstáculo para que los niños y niñas de la Escuelita Rayo de Sol pongan en práctica su genialidad, y mediante terapias ocupacionales aprendan distintos oficios que más tarde les integran a negocios familiares.

También por medio de talleres de manualidades se instruyen en la elaboración de adornos, muñecas, triciclos, bicicletas y portaplatos hechos totalmente con papel periódico.

Se suman a estas obras manuales crucifijos y angelitos para tiempos de Navidad, canastas para toda el año, que se hacen en un taller que posee la escuela en Villa Altagracia.

En el local de Santo Domingo realizan pulseritas de solidaridad, para que la gente se motive y aporte; estos suvenires se los llevan como regalos y recuerdos. Del mismo modo confeccionan llaveritos de botones, que les gustan mucho a los varones que tienen carros.

Con las actividades la escuela motiva y valora la importancia del reciclaje para la preservación del ambiente, utilizando materiales desechables en la fabricación de pequeños obsequios, que luego la gente se  motiva a comprar y se solidariza con su causa.

Para impulsar estas actividades la escuelita debe sortear distintas dificultades, puesto que no ingresa los recursos suficientes para solventarlas. En ese sentido realiza varias actividades al año en las que oferta al público los objetos que producen en sus dos talleres formativos.

En tal sentido han encontrado la mano amiga del Grupo Ramos que les facilita exhibirlas y ofertarlas en Multicentro de la Churchill y los supermercados Pola.

“Hacemos estas actividades para promover las manualidades que hacen nuestros jóvenes en la terapia ocupacional, con lo que tratamos de conseguir los regalos  de Navidad para todos los niños”, contó Chistel Lammes, asistente de la dirección de la escuela, a DominicanosHoy durante una actividad de ventas en el Súper Pola de la Lope de Vega.

Dijo que con esas acciones, además, promueven la Fundación, que en la actualidad alberga 370 niños con discapacidad intelectual, todos de origen humilde y hasta miserable, procedentes de distintos barios de Santo Domingo y Villa Altagracia.

Poseen dos centros escolares y atienden a menores a partir de Kinder hasta quinto grado. Cada año integran un porcentaje a las escuelas normales, porque no tienen trastornos tan profundos y con el apoyo y educación especial que reciben logran vencer el problema que han tenido.

Otros los insertan junto con sus padres en pequeños negocios que fundaron como un fondo de apoyo mutuo. Los hay que se integran en pequeñas empresas donde los ocupan cuando entienden que ya no pueden seguir educándose.

“Los niños se sienten muy contentos con los trabajos de terapia ocupacional y hasta se pelean su puesto en el taller, porque no tienen mucho espacio físico”, indicó Lammes, de nacionalidad alemana, quien trabaja como voluntaria y agregó que cuando pasan de los 12 o 15 años, no solo quieren ser estudiantes en otras escuelas, sino que continúan con la terapia ocupacional, ya sea en horas de tarde o la mañana.

Reciben ayuda del Estado, pero muy es muy poco, un 10% del presupuesto, que llega más o menos a unos 350 mil dólares al año. El Gobierno paga 12 empleados de 45, además de una pequeña ayuda mensual.

En sus inicios recibían ayuda de  Carita Suiza, entidad que se retiró hace varios años, para dar apoyo en otros países. Chistel Lammes conoció la escuela y se integró porque tiene un hermano con esa condición, dijo. Autor: Víctor Núñez. Tomado de dominicanoshoy.com