De 2,642 jóvenes dominicanos reclutados en ese trayecto, sólo 110 terminaron en el Big Show
Santo Domingo, República Dominicana.- Para un equipo de las Grandes Ligas aprobar la firma de un prospecto en cualquier lugar del planeta, sin importar el monto que invierta, los reportes de sus cazatalentos deben proyectar con argumentos bien detallados que tienen condiciones para terminar en el equipo grande en un lustro o menos. Pero al final, la inmensa mayoría de esas proyecciones terminan incumpliéndose.
Datos recopilados por DL revelan que de los 440 jugadores dominicanos que se firmaron en 2004 en el país, con una inversión de US$12.8 millones, apenas 23 cumplieron los pronósticos y lograron debutar en el Big Show, es decir, un 5.2%. De esos que “llegaron”, sólo 12 vieron acción en al menos un partido en la temporada más reciente (2014).
En la década transcurrida entre 2004 y 2014 los equipos reclutaron en el país 4,879 jóvenes por una inversión de US$422,657,400, de acuerdo con datos suministrados por la oficina de la MLB en Santo Domingo a DL durante el trayecto.
A la fecha, de esos firmados, se han tomado el café de ligamayorista 112 jugadores. Sin embargo, cuando un equipo firma a un pelotero con menos de 18 años, tiene derechos sobre éste por cinco temporadas en ligas menores antes de exponerse a perderlo en el sorteo Regla 5 si no lo coloca en roster de 40. Si firma con 19 o más el contrato es propiedad de la organización por cuatro años.
De ahí que la vara correcta para proyectar el porcentaje de acierto de las estimaciones a la fecha sería contabilizar los jugadores firmados entre 2004 y 2009, cuyo total es de 2,642. De ese grupo han alcanzado morder con sus zapatillas los diamantes del Gran Circo 110, por lo que el porcentaje termina en 4%.
De los quisqueyanos debutantes entre 2004-2014 solo 14 ficharon cuando tenían 16 años, los llamados Julio 2. Rafael Montero, firmado con 21 años en 2011, y Maikel Franco, con 18 en 2010, son los únicos reclutados en la década actual que se han estrenado en la Gran Carpa.
“Las vertientes para que un jugador llegue van desde la preparación educativa del muchacho hasta el deseo que tenga de jugar. Uno proyecta que tiene las condiciones para llegar, pero hay que ver el esfuerzo que él ponga. Uno proyecta las condiciones atléticas pero hay que ver si él las quiere desarrollar”, dice Ezequiel Sepúlveda, escucha con 26 años para los Dodgers y Cardenales, además de 12 para Hiroshima (Japón).
El trayecto para los lanzadores Juan Jaime y Yohan Flande llegar a la meta fue maratónico. Vieron pasar 10 años entre la fecha de firma y el estreno en la MLB. Ambos fueron reclutados en 2004 y no fue sino hasta 2014 que aterrizaron en el puerto que querían.
Para Johnny Cueto, fue un recorrido de 200 metros. Firmado con 18 años también en 2004 ya en abril de 2008 estaba en la rotación de Cincinnati en la apertura de la temporada y es hoy uno de los principales lanzadores del béisbol.
Pero para ninguno el paso por el laboratorio de las ligas menores fue más breve que para Esmailin Caridad. Este derecho sancristobalense firmó con 24 años en 2007 por autorización del escucha José Serra para los Cachorros tras ver acción ese año en la liga japonesa para Hiroshima y ya en agosto de 2009 desembarcaba en el Wrigley Field. Su última aparición fue en 2010, y tiró en triple A en 2013 antes de comenzar un periplo que ha incluido paradas en Corea del Sur y México.
Sepúlveda estima que un escucha observa entre 15 a 20 jugadores diarios en al menos dos try-outs, las sesiones en las que los entrenadores presentan a sus prospectos, un escenario tan importante como una entrevista de trabajo en la que si el solicitante llena los requisitos obtiene el empleo. En cada firma que recomienda un escucha se juega su prestigio y futuro, de ahí lo riguroso del trabajo. Tomado de diariolibre.com