La epidemia de ébola de África Occidental deja muy pocas buenas noticias, pero una de ellas sucedió esta semana: el número de casos desciende en Liberia por primera vez desde que el brote traspasó su frontera. No es un logro menor porque era el país, de los afectados, con menos médicos por habitante y un sistema de salud en ruinas.
Este descenso de infecciones por ébola se debe a la lucha en la trinchera de Médicos Sin Fronteras, en primera línea, a los trabajos de sensibilización y saneamiento de organizaciones como Oxfam, los enterramientos seguros de la Cruz Roja, al cuidado de los niños huérfanos que realiza Save the Children o a las formaciones de sanitarios que realiza Médicos del Mundo. Eso, unido al esfuerzo algo tardío de EEUU con sus 3.000 militares o a los 165 médicos cubanos, ha ido creando un ejército capaz de hacer frente a un virus que avanzaba sin control.
Pero, según los expertos sobre el terreno, si hay otro factor importante que ha frenado la expansión del virus es la implicación de las propias comunidades locales y de su órgano de difusión más efectivo: la radio. Desde hace meses, en las mezquitas e iglesias de Liberia, Sierra Leona y Guinea, los líderes religiosos sólo repiten consignas contra el virus, convencidos de la necesidad imperiosa de ponerlo bajo control. Sus plegarias y consejos se escuchan gracias a esos viejos transistores que la población escucha en sus casas, a falta de televisión, casi las 24 horas del día.
Para el doctor Aylward, asistente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta disminución de casos en Liberia «se debe a múltiples motivos pero sobre todo tiene que ver con la modificación de los comportamientos durante las ceremonias funerarias. También, la mejor información a la población y los esfuerzos para identificar a las personas susceptibles de haber contraído el virus» han contribuido a este resultado.
La música se implica
Entre mensaje y mensaje, estas emisoras siempre tienen un espacio dedicado a la música. Estos días, las estrofas de estas canciones han cambiado. Los raperos y crooners locales sermonean a los jóvenes que se laven las manos, que se mantengan vigilantes y que eviten el contagio. Unicef y el Ministerio de Salud de Liberia propusieron a varios músicos populares del país interpretar una canción cuyo estribillo tenía esta letra: «El ébola es real, es hora de protegerte a ti mismo, el ébola es real, protege a tu familia, el ébola es real, protege a tu comunidad». Fue todo un éxito.
El senegalés Tiken Jah Fakoly, una de las voces más combativas por el cambio político en el continente negro, ha cambiado la melodía de su particular African revolution para hacer pedagogía sobre el ébola. También Salif Keita, o Mokobe. Todos estos artistas han unido sus voces en una sola partitura para arropar a los enfermos, presionar a los gobiernos y reclamar a los países ricos más ayuda.
Africa Stop Ebola es el título del single solidario en el que el coro políglota se dirige en diferentes lenguas a los ciudadanos de Liberia, Sierra Leona o Guinea. El estribillo pegadizo se graba en la memoria: «ébola, ébola, invisible enemigo». «Queremos explicarles cuáles son las precauciones que tienen que tomar en cuenta», dice el colectivo.
«África está llena de tristeza de ver a nuestras familias morir», es el prólogo de una serie de estrofas de melodía menos poética y combativa de lo habitual pero más práctica. En el mismo estudio los artistas gritan que «hay que lavarse las manos a menudo y evitar estrechar la de otros». «No toquemos a nuestros enfermos, no toquemos a nuestros muertos», afirman sus notas, embellecidas por el albino Salif Keita, la voz dorada del Sahel.
A este esfuerzo social se ha unido el Centro de Control de Enfermedades de EEUU, que ofrece en su web una serie de podcast para las emisoras pequeñas, grabadas en los idiomas locales por líderes prominentes, como la primera dama de Guinea Conacry, Hadja Djene Kaba Condé, con mensajes básicos de higiene, prevención y aislamiento de pacientes. Autores: Alberto Rojas y Raquel Villaécija