La novatada política de José Ramón Peralta

Ahora si no es Temístocles Montás (Temo), ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, que sale con una de las suyas, es el ministro administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta. Claro, guardando la distancia entre los dos, el primero es un político depurado y un excelente expositor. Peralta no sabe hablar. La oratoria no es su fuerte. Aunque “nadie nace sabiendo”, es un político joven que puede aprender muchas cosas, si es bien asesorado en materia de imagen. Hasta ahora ha estado mal aconsejado.

Peralta se encuentra en Taiwán. Desde allá se envió un comunicado de prensa con un titular sorprendente: “José Ramón Peralta Impulsa en Taiwán inversiones para zonas francas”. Por complacencia trujillista o ignorancia, los medios reproducen la nota con la falla de personalizar una acción netamente oficial.

Lo primero es que el funcionario no anda en una gestión personal, diligencia de su empresa o negocio particular, sino en una acción institucional: representa al gobierno dominicano.

En su afán de protagonismo, usurpa las funciones de Luisa Fernández, directora del Consejo Nacional de Zonas Francas; y Jean Alain Rodríguez, titular del Centro de Exportación e Inversión de la República Dominicana. Ambos conforman la delegación oficial, al igual que los empresarios Fernando Capellán y Juan Vicini. Entonces, lo correcto es decir que la delegación dominicana gestiona esto o aquello.

El protagonismo obedece a que sus asesores le han recomendado que debe “subir el perfil” para proyectarse como un “presidenciable”. En muchos programas de radio y televisión comunicadores patrocinados por el ministro Peralta lo promocionan como futuro candidato presidencial peledeísta. Se refieren a él como “el nuevo megaministro, superministro”… Recuerdo que eso mismo decían de Víctor Díaz, cuando estaba en su apogeo como ministro de Obras Públicas.

Peralta puede ser un buen recaudador de campaña electoral y un funcionario eficiente, mas como vocero del gobierno es malo, muy malo. Mediocre. Por esto todas las metidas de pata cuando le ha tocado hablar.  Ni hablar del pésimo  manejo, de las torpezas, falta de dicción en el uso de la lengua de Cervantes.

Es muy simple. Zapatero a su zapato. Su función es otra. Eso de hablar debe ser tarea exclusiva del portavoz de la Presidencia, Roberto Rodríguez Marchena, quien es muy prudente y sabe que decir en cada caso. Conoce bien la sociedad dominicana y la naturaleza de los medios de comunicación. No comprendo por qué  cambiar de estilo en el manejo de las informaciones, si con Marchena en esa labor el presidente Danilo Medina tiene tres años siendo el más popular de los gobernantes del continente.

Él no es juez, ni fiscal; fue una pifia (torpeza) de Peralta hablar de la fuga de los dos pilotos franceses;  al igual que decir que el “Presidente no está para hablar, sino para gobernar”. Estas últimas fueron unas declaraciones desafortunadas, ante la queja de la Asociación de Diarios de que el gobernante no hablaba con la prensa.

Contrario a Peralta, el Presidente explica que prefiere “hacer a hablar” y  que hablen sus hechos. Sin embargo, reconoce con  humildad que tiene que mejorar su relación con los medios de comunicación.  Inmediatamente, el presidente de la Asociación de Diarios, Persio Maldonado, dijo que le satisfacían esas declaraciones del gobernante.

Julio Hazim, un sabio de la política y la comunicación, explica que Peralta no debió decir eso  porque hay cosas que la ética y la prudencia aconsejan que, aunque sea verdad, no se dicen. El periodista Martínez Pozo, muy allegado a Medina, advierte que “por qué no lo callan antes de que siga metiendo más la pata y haga más daño al Presidente”. Autor: Roberto Valenzuela