La declaración jurada de bienes de ciertos políticos es su corrupción
La televisión muestra lo que somos. La llegada de los miembros del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana el 19 de abril de 2015 a la reunión en el Metro Country Club en jeepetas de ostentación del porte exterior de riqueza, como príncipes petroleros en una república con una deuda de 50% de su Producto Interno Bruto (PIB) y el pueblo llano sumido en la pobreza. Es el sistema político de intereses políticos moralmente corrompido. ¡Qué burla que los retrata!
Los políticos me ponen meditabundo y las neuronas dan vida a Gandhi: “Cuando el ojo de una persona dice una cosa, su lengua otra, y su corazón otra distinta, estamos ante un tipo que no sirve para nada”.
En la tribuna electoral se repiten las mismas palabras de engaños. Promesas que resultan mentiras. Nos recuerdan cuando estaba en los pupitres de la escuela secundaria, los versos del poeta inglés Alexander Pope y su expresión como relato de un compañero que tenía el arte de entretener con ideas increíbles, su verbo era mentira. Pope decía: El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera.
El corrupto no aplica los conocimientos para vivir bien, no los estudió, actúa en estado natural en guerra contra todo lo que es honesto.
El gran mal del sistema político es no saber por qué sin amor no hay libertad, si corrupción.
Los legisladores y jueces me motivan a abrir mi bitácora y leo a Montesquieu: La separación de los poderes.
La reelección y no reelección me recuerda que en Taipéi leí: Oigo y olvido. Veo y recuerdo, hago y entiendo.
Por qué la mayoría del Comité Político del PLD en la reunión del 19 de abril de 2015 votó en contra de su presidente doctor Leonel Fernández Reina. Ellos saben… Nosotros pensamos en los hechos que el pueblo llano repudia.
La democracia muere cuando somos gobernados por el sistema de intereses personales y no por la Constitución y leyes. El No Ha Lugar de inocencia del senador Félix Bautista, enfermó el corazón de la democracia.
Nuestro invitado de hoy: Cicerón: Cuando mejor es uno, tanto más difícilmente llega a sospechar de la maldad de los otros. Autor: Néstor Julio González Díaz, vicealmirante retirado de la Armada Dominicana