El corrupto se olvidó de Dios por eso es compañero del  Diablo

La televisión presenta el retrato sin retoques, tal como es. Observando la tribuna política en la búsqueda de seguidores, estás palpando que el ojo de esa persona dice una cosa, su lengua otra, y su corazón otra distinta, estamos ante un tipo que no sirve para nada bueno. Como no tiene izada la bandera de la Doctrina Duartiana, reina la moral hipócrita. Por esos vientos borrascosos ni acercarse, pues se puede colaborar sin percatarse con la hipocresía ladrona.

El corrupto fortalecido por la impunidad simula estar alarmado, se niega mirar al Cristo de la justicia por concebir que todo sea igual, por eso se apodera de lo ajeno y no se cuida. Nos preguntamos ¿qué puede haber de improviso para el que nada ha previsto?

¿Cómo llamar civilización a la corrupción? El dominicano no tiene tara síquica. El corrupto se olvidó de Dios por eso es compañero del  Diablo.

El que va por los barrios besando ancianas y prometiendo, demuestra que no hay unidad entre pensamiento, palabra y hechos. Nos recuerda de Gandhi. “Un hombre mentiroso procura tener a punto muchas escapatorias. Y cuando utiliza una de ellas para escapar, se considera muy astuto, aunque lo único que hace en realidad es cavar su propia tumba”.

A los feligreses: “Aquí se vive la ley del más fuerte, del que más tiene. Es un pueblo utilizado por los poderosos. Somos un país rico de pobres”, sacerdote Kelnis Acevedo. Como Platón dijo a los atenienses: “La justicia no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte”.

El dominicano es víctima de la democracia del saqueo al bolsillo del ciudadano. La ley ordena a la Junta Central Electoral entregar RD$75 millones a los llamados partidos políticos. En sí, son partidos de intereses económicos. Triste es el clamor del Instituto del Cáncer solicitando ayuda económica.

Tonto es el que espera un cambio si al fin es ley el proyecto de ley de partidos políticos. El funesto barrilito lo muestra todo. Pisotea la madre de todas las leyes, la Constitución.

En Verón protestan. La pobreza haitiana aumenta la pobreza de los dominicanos. En un orto continuará lo sucedido y no será como Gandhi. Lo que no deseamos. Sí dominicanidad.

¡Increíble!… el mísero presupuesto de los legisladores también suma RD$82 millones para hacer regalos navideños. Y a los fiscales el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Mariano Germán Mejía les prohíbe reclamar que se cumpla la Ley de Presupuesto. ¡Que justicia!…La del “poder frena poder”. Los delincuentes analizan y planifican más acciones por la decisión del presidente de la Suprema Corte de Justicia. “A mí no me pueden exigir una justicia de calidad en esas condiciones económicas, que estemos claro en eso, que no nos engañemos. Ahora será difícil y los que me están exigiendo que no se quejen”.

En la biblioteca del ingeniero Félix Benítez Rexach, Villa Baggatelle, Canes, Francia, 1953. Leyendo la historia de Roma me detuve con el gran Augur Mucio Scaevola y su discípulo Marco Tulio Cicerón. Scaevola le dice a Cicerón: “Has ido conmigo a los tribunales, me has visto defender a todas clases de hombres. ¿Creíste que mis defendidos eran inocentes? ¡Uno entre mil. Hijo mío, uno entre mil! Lo que pasa es que yo fui más hábil que los magistrados o aquellos infernales senadores. La ley es una meretriz que sólo sonríe a los que echan mano al bolsillo con más rapidez”. Siguiendo la conversación Cicerón expresó: “Mi abuelo decía siempre: El día que los romanos seamos gobernados por los hombres y no por las leyes, Roma caerá”. Scaevola se quedó mirando a Marco. “Roma ha caído”, dijo finalmente. ¿No lo sabías?

Amable lector la larga travesía nos enseña que el hombre siempre ha sido el mismo, con la diferencia de la época y la latitud que ha transitado.

Estudiamos a Confucio-Chiang Kai Shek y al Dr. Sun Yat Sen. Y vimos el bienestar taiwanés.

Estudiamos al patricio Juan Pablo Duarte y vivimos de mal a peor.  Al peculado lo llaman irregularidades.

El apego a mantener el Estado soberano. A cuanto es propio de la nación, sucumbe ante la indiferencia del sistema que lo primordial es hacerse multimillonario exprimiendo el erario y no la invasión de la miseria haitiana.

En la adolescencia oía decir: “El mal no dura cien años ni cuerpo que lo resista”. El pueblo decidirá la haitianización. Que sea posible la no violencia libertadora de Gandhi. ¿Por qué no se aplica la ley? Tiene vigencia nuestro padre de la nacionalidad. “Los enemigos de la patria por consiguiente nuestros, están todos muy acordes en estas ideas: destruir la nacionalidad aunque para ello sea preciso aniquilar la nación entera. Entre los dominicanos y los haitianos no es posible la fusión”, Juan Pablo Duarte. Autor: Néstor Julio González Díaz, vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.  Tomado de dominicanoshoy.com