Brotes enfermedades evidenciaron incapacidad sistema sanitario

La inoperancia ante los distintos brotes de enfermedades que azotaron la República Dominicana durante el 2014, mostró la debilidad del sistema público de salud para enfrentarlos con eficiencia y evitar su expansión.

El contagio desde principios de año de miles de dominicanos con el nuevo virus en la región de Las Américas, conocido como la chikungunya, el incremento del dengue, la aparición de brotes de cólera, paludismo y leptopirosis, así como la degradada asistencia y muertes de infantes en hospitales y maternidades, demostraron la falta de planificación y ratificó la existencia de un modelo de salud equivocado.

La debilidad mostrada por las autoridades de Salud para enmendar la situación ha sido atribuida al bajo presupuesto que recibe, calificado como el más bajo de los países de la región, estando solo por encima de Haití.

El panorama de abandono observado en los hospitales, considerados almacenes de enfermos, motivó la reacción de la sociedad civil, gremios médicos y congresistas, que iniciaron una jornada tendente a que el presupuesto de Salud fuera aumentado, para que pueda sustentar los requerimientos de los ciudadanos.

Desde enero, las organizaciones Mundial de la Salud y Panamericana de la Salud (OMS-OPS), alertaron sobre el virus de la chicungunya, que produce fuertes dolores del cuerpo, fiebre, dolor de cabeza y otros malestares parecidos a los del dengue. El contagio es mediante la picadura del mosquito Aedes aegypti y se reportaron alrededor de 526,572 casos sospechosos.

En el caso del dengue, se notificaron 60 muertes y unos 5, 521 casos de personas afectadas por la enfermedad. El año pasado, la cantidad de muertes por dengue fue de 97, con un total de 14,887 de afectados.

A nivel nacional se confirmaron 9 casos de cólera, y se investigaron 150 muestras, según el boletín epidemiológico.

En los últimos meses del año surgió la amenaza de la pandemia ocasionada por el virus del Ébola en varias naciones de África, donde por esa causa han muerto cerca de 7,000 personas y unas 16,000 han sido contagiadas, según reporte de la OMS.

La voz de alarma motivó la movilización de las autoridades de Salud y obligó a que el Gobierno Central  dispusiera unos RD$70 millones para preparar las medidas preventivas ante la temible enfermedad.

Primeros casos

En el mes de marzo se reportaron los primeros casos de chicungunya en la comunidad de Nigua, San Cristóbal, desde donde en pocos meses se expandió por todo el territorio nacional afectando a decenas de miles de dominicanos.

La rapidez con que se propagó provocó alarma en la población, puesto que familias enteras fueron afectadas y los hospitales resultaron insuficientes para atender la avalancha de contagiados.

Para las autoridades de Salud, la chicungunya junto al dengue se convirtió en una prueba de fuego, cuyo control precisó del apoyo de todos los organismos estatales, los ayuntamientos y entidades del sector privado, que desarrollaron jornada de orientación casa por casa, con el objetivo de prevenir las infecciones.

No obstante, la campaña desarrollada por Salud pareció no surtir los efectos esperados, puesto que la población puso en duda que un mosquito fuera el responsable de la enfermedad, condición que emplazó la credibilidad de las autoridades.

Escándalos

Unos de los mayores escándalos en el sistema explotó el 6 de octubre, cuando la opinión pública conoció sobre la muerte de 11 niños en el hospital Robert Red Cabral (Angelita), aparentemente ocasionadas por una falla en el sistema de oxígeno.

El escándalo obligó la intervención del Gobierno, que luego de investigar las razones  de las muertes destituyó al ministro de Salud, Freddy Hidalgo Núñez, y nombró a la doctora Altagracia Guzmán Marcelino, una exministra a la cual se le atribuye vasta experiencia. También fue cambiada la directora del Red Cabral y en su lugar designado el doctor José Miguel Ferreras.

Meses antes a lo sucedido en el Red Cabral, unos 25 recién nacidos habían muerto en la sala de neonatal de la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia, supuestamente afectados por una bacteria.

Igualmente, este año la República Dominicana no logró reducir las muertes maternas y sigue ocupando el cuarto lugar en la región según el informe de Seguimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, el cual indica que el índice de mortalidad se mantiene elevado, a pesar de que el 98% de los partos son atendidos en centros de salud y por personal especializado.

Según la cifra del Ministerio de Salud Pública, 109 mujeres fallecen por cien mil nacidos vivos; mientras conocedores del tema estiman el número de decesos en 140 o 150, lo que obedece, según ellos, a que  no se ha producido ningún hecho que estimule un cambio en esa cifra.

Al criticar el manejo del régimen de salud, el doctor Santo Ramírez, vicepresidente del Colegio Médico Dominicano (CMD), sostuvo que  desde el punto de vista sanitario en el país no ha existido una política encaminada a solucionar los problemas del sistema.

Para él la precariedad se ratifica en el bajo presupuesto, lo que impide a los hospitales poner en prácticas las medidas preventivas, principal componente a tomar en cuenta para evitar que estén llenos de enfermos.

“Eso se pudo observar con los brotes de chicungunya y cólera donde hubo muchas improvisaciones, puesto que no se ejecutan medidas preventivas, porque tenemos un sistema anacrónico-equivocado, que no se corresponde a un sistema sanitario actualizado”, indicó.

El gremialista espera que las nuevas autoridades tengan una visión más organizada, un reto muy difícil para la ministra porque tiene un presupuesto menor al de hace dos años.

Sobre el comportamiento de las enfermedades, Ramírez opinó que no hay una política de planificación de la prevención, lo cual entiende hay que implementar y regentear por un comité nacional comunitario y multidisciplinario que incluya todos los sectores y representantes de salud, de tal forma que haya comunicación continua entre la política de salud central y la periférica.

“Hay que ir hacia una política de salud donde la  prevención sea la prioridad número uno, para que podamos tener ciudadanos sanos y una mejor República Dominicana”, reiteró el especialista.