Para evitar la contaminación acústica en nuestro país contamos con un marco legal integrado por normativas y leyes como la Ley de Ruidos 287-04, la Ley General de Salud 42-01, que en su artículo 59, declara como de vital importancia para la Salud Pública el control de los ruidos en el ámbito colectivo y familiar por los efectos nocivos que estos producen a la salud y la Ley de Medio Ambiente 64-00, en sus artículos 114 y 115 establece que el Ministerio de Medio Ambiente, con las Autoridades Municipales, Ayuntamientos y Policía deben controlar y regular la emisión de ruidos, así como el uso de altoparlantes o bocinas, plantas eléctricas y vehículos de motor.
Recordemos que ruido es todo sonido indeseable que por su naturaleza, magnitud o duración puede afectar la salud y el ambiente. A pesar de este marco legal acreditado, las autoridades competentes no se ocupan de este problema, recientemente el Sistema de Emergencia y Seguridad 911, informa que atenderá aquellas situaciones en que los ciudadanos denuncien ruidos excesivos en sus entornos, me inscribo en la lista de quienes han saludado esta iniciativa, sin embargo nos surgen algunas interrogantes desde la difusión la misma que coloca como imagen equipo de música con bocinas.
Es por esto que me motive a escribir sobre este tema y los invito a que transitemos una calle de un Municipio cualquiera de la Provincia de Santo Domingo, que nos encontramos? Varios vehículos parados en una esquina tocando bocina al mismo tiempo para llamar atención de los pasajeros, guaguas con cobradores compitiendo vociferando sus rutas, el ruido de los motores o moto taxi como le llaman ahora, una planta eléctrica con el silenciador de escape dañado en el negocio que al mismo tiempo, mediante bocina informa sus ofertas al transeúnte, un fanático religioso con un altoparlante vociferando que cristo viene! Por supuesto las guaguas anunciadoras compitiendo una comprando artículos viejos y otra vendiendo plátanos y yuca, y en el peor de los casos ruido de maquinarias trabajando en alguna construcción, este escenario se agrava en época pre electoral por el uso de bocinas enormes con música exageradamente alta promoviendo a los pre-candidatos políticos, algunos de ellos en contrasentido votaron por las leyes antes mencionadas, y al atardecer cuando los negocios de bebida entran en acción, junto con las voces de quienes visitan esos lugares, que hora tras hora crece por la concentración de alcohol, aumentando tanto el ruido que creo que cualquier sonómetro estallaría al tratar de medir los decibeles. Lo más lamentable es que en las proximidades de este escenario existen, viviendas, escuelas y hospitales.
No todos los dominicanos y dominicanas estamos conscientes que todo lo narrado anteriormente tiene efectos negativos en nuestra salud, que el ruido se mide en unidades llamadas decibeles y que está determinado hasta cuanto es permitido sin que nos afecte.Que el ruido no es solo música alta, que produce intranquilidad, ansiedad, puede aumentar los latidos del corazón, la presión arterial, aumenta el stress y la agresividad, produce insomnio sobre todo en los adultos mayores, altera la concentración y provoca un aumento en los accidentes, disminución de la capacidad auditiva, esta es la razón de porque los dominicanos hablamos tan alto. El ruido afecta más aquellas personas que tienen trastornos auditivos y que usan audífonos, así como a los no videntes, que tienen mayor percepción de los sonidos, a los niños, los envejecientes y personas con problemas graves de salud.
La correcta iniciativa del 911 debe convertirse en un punto de partida para que las autoridades municipales y provinciales inicien la aplicación de las leyes que controla y regula el ruido, que los ciudadanos entiendan cuáles son sus derechos pero también sus deberes con relación a este tema que no la entiendan como “normal”, que no nos conformemos con decir que somos “bullosos” y no dejemos que esta sea la única instancia que preste atención a un problema que tiene alcance nacional y su solución es multisectorial e interinstitucional.
Apoyemos al Sistema de Emergencia y Seguridad 911 haciendo lo que nunca se ha hecho y contribuyamos todos a eliminar un riesgo que progresivamente daña nuestra salud, el ruido intolerable, el ruido enloquecido, el ruido sin sentido como lo dice Joaquín Sabina. Autora: Carmen Adames