Entre la continuación, la experiencia y el cambio

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Por: José Francisco Peña Guaba

Faltan pocas horas para que se abran las urnas y el pueblo se exprese, algo connatural a la Democracia. En esta ocasión, sin embargo, las difíciles condiciones en la que se celebrarán estos comicios son tales, que nada igual se encuentra en los anales de nuestra democracia reciente. Estamos ante una pandemia que cambiará el curso de la historia, en nuestra patria y el mundo.

Hemos establecido en múltiples ocasiones que éramos partidarios de un gobierno provisional para resolver dos problemas graves, primero la crisis sanitaria -con el fin de salvar vidas- y, segundo, hacer los esfuerzos por enderezar nuestra economía que ha quedado maltrecha como secuela que nos deja el coronavirus.

Los dominicanos tenemos tres opciones, cada una con sus virtudes y falencias. La de la continuidad, que la representan el PLD y su candidato Gonzalo Castillo, es una de ellas. Quienes apuestan a la pervivencia del régimen no solo lo hacen porque han recibido como nunca antes el auxilio estatal, con decenas de programas asistenciales, sino que para mostrar tienen en su haber un crecimiento económico sostenido, con estabilidad macroeconómica.

Tienen pues, los morados, un voto patrimonial y de los que sienten miedo a volver al 2003. Todo el que piense que el gobierno está débil no está viendo la realidad, pues incluso con el nivel de hartazgo existente en la sociedad los números del PLD son envidiables, mucho más si reconocemos que vienen de una división entre sus filas y de un enfrentamiento con los amigos del Norte.

El PLD es una maquinaria electoral exitosa, subestimarla con actitud triunfalista el próximo domingo es una apuesta arriesgada que, de corazón, no les recomiendo a los amigos del PRM.

Siempre he dicho que el PLD de hoy es PODER y DINERO en manos de gente inteligente. Acepto que me reprochan muchos compañeros de la oposición que no debo decirlo, pero yo creo todo lo contrario, el saberlo prepara a nuestra dirigencia para tener conciencia clara de a quienes nos enfrentamos, porque minimizarlos no debe ser una opción.

“La continuidad” que representa Gonzalo Castillo tiene detrás un apoyo fuerte en la población más vulnerable, los sectores populares, en el alto empresariado, en sectores importantes de las iglesias, en la cúpula militar, en la estructura mediática y con nuevas alianzas internacionales.

La experiencia es otra de las opciones que se debate en estas elecciones, representada por el tres veces Presidente, el Dr. Leonel Fernández Reyna. Él es el camino seguro, la apuesta de quienes saben que hay que cambiar pero, con garantía de seguridad.

Es la opción preferida por quienes no quieren inventar, por quienes saben que este estadista, convertido ya en el 4to. líder del país, es la alternativa viable para enfrentar las gravísimas consecuencia que el orden social y económico nos dejará el Covid 19. El voto por Leonel, hoy, no es un voto orgánico, no es de estructura sino de simpatía y reconocimiento a quien se entiende es la preferencia de los sectores pensantes de la nación.

Nadie se atreve a dejar de reconocer que en el Dr. Fernández se guardan excepcionales condiciones, que lo convierten en la opción más depurada en el actual torneo electoral.

El gobierno se ha empecinado en impedir que el Dr. Fernández clasifique y es posible que con el poder lo logre, lo que no podrán impedir ninguna de las otros dos opciones presidenciales es que él, en la 2da. vuelta, tenga la llave para los que quieran subir las escalinatas del Palacio Nacional.

Sabemos que las encuestas nos colocan en el tercer lugar, pero nadie hasta el próximo domingo sabe cuál es el porcentaje de voto oculto que tiene Leonel en las filas moradas. Lo que sí está claro es que el expresidente es un gladiador, de valor fuera de dudas, que ha enfrentado todo y en las más adversas circunstancias.

Ayer mismo se recibió la información de que importantes asociaciones que agrupan a confesiones cristianas están mandando a votar por él, lo que significa un incremento importante de su incidencia electoral con vistas a la próxima elección.

El voto por el “Cambio” lo representa el PRM y su candidato presidencial, el Lic. Luis Abinader, quien pese a su juventud se presenta por tercera vez al electorado. La primera fue en el 2012 como candidato vice-presidencial del expresidente Hipólito Mejía; en las elecciones del 2016 corrió para presidente y nueva vez en este 2020, como abanderado de la principal fuerza opositora.

Esta candidatura, a decir verdad, despierta las esperanzas de los perredeístas con nuevas siglas de volver al Palacio Nacional después de haber sido desalojados en el 2004, hace ya 16 años. Luis, como le conoce el pueblo, es producto del tesón, trabajo y paciencia. Logró refundar el partido, mudar la dirigencia y la base del viejo perredé, hacer alianzas estratégicas con 8 organizaciones políticas y, con esa coalición, amenaza con posibilidades reales al todopoderoso PLD con sacarlo de la mansión de Gazcue y, con ello, romper la hegemonía de la más exitosa maquinaria electoral de América Latina al día de hoy.

Para llegar ahí Luis conectó ese partido con sectores que antes le adversaban, como la clase alta y la indignada clase media, que sin lugar a dudas es la responsable del meteórico ascenso de su candidatura.

“El Cambio”, más que una consigna es una demanda a gritos, sobre todo de los sectores antes mencionados, hastiados de la voracidad fiscal de los gobiernos peledeístas. El hartazgo generado por los 5 periodos gubernamentales ha comenzado a cobrarle al PLD en forma de enojo de una gran parte de la población que desea, aspira, promueve y se identifica con respirar nuevos aires y, para lograrlo, están en capacidad de hacer todo cuanto tenga que hacerse para vencer a los morados e instalarse, de nuevo, en el Palacio Nacional.

El PRM camina con una dosis alta de “triunfalismo”, con pasos agigantados, hacia la refriega electoral de este domingo. Están convencidos de que saldrán victoriosos de la contienda en la primera batalla. Para ello, han armado de optimismo a sus bases y están haciendo todos los acuerdos que les resultan posibles, para crecer y tener el voto colchón, de manera que en la operatividad del día “D” el peledeismo no les escamotee su triunfo.

En el camino han ampliado sus alianzas con sectores importantes que no les veían bien en el empresariado, quienes interesados en salir de esto en la primera vuelta electoral están resueltos a apoyarles. Este mismo sector es el que le asestó un “golpe mortal” al peledeismo gobernante con las encuestas de las prestigiosas firmas Gallup y Greenberg.

Esta tan fuerte y decidido ese apoyo que tiene el PRM en la población al día de hoy que, ni siquiera los escándalos de acusación de vínculos de la campaña de Luis con personeros del narcotráfico le han afectado en términos de votos reales. Lo que sí parece le pudiese quitar un porcentaje de votos, tal vez modesto pero significativo a fin de cuentas, es su relación en términos de políticas públicas con temas tan sensitivos como el aborto, la ideología de género y la lectura de la Biblia, en los que el PRM asume posiciones que los alejan de un sector electoral vital como los cristianos, que asumen esos temas como estandarte.

De todas formas, se asume que “el cambio” crece como la flor silvestre en una parte que parece mayoritaria de la población, que resuelta a plantarle cara al gobierno va a las elecciones con la decisión de “con escudo o sobre el escudo.”

Estas tres alternativas electorales serán dueñas de no menos del 97% del electorado nacional. Ya todo lo bueno y malo de ellas el pueblo lo conoce. A falta de horas para la cita comicial, todavía creemos que no habrá ganador en primera vuelta, pero como no hay imposibles en política tenemos que dejar una posibilidad aunque sea mínima de que “el golpe de percepción” pueda dar sus frutos y suceda, para sorpresa de muchos, que Luis corone en el primer intento de esta serie.

De ser así la carpintería político electoral no habrá valido de nada y estaría más que claro que “los encuestólogos” le habrán ganado la partida a los políticos de oficio, inaugurando en el país una nueva forma de potencializar candidaturas hasta alcanzar la victoria de los candidatos favoritos de las familias empresariales, que con los medios y la exclusividad de los derechos de las principales y más creíbles firmas encuestadoras impondrán a encuestazo limpio quiénes serán los inquilinos de turno del Palacio Nacional.

Los electores, por diferentes motivos, votarán por Gonzalo y la continuidad, por Leonel y la experiencia o por Luis y el tan esperado “cambio”. Sin importar cuál sea la opción votada por nuestros ciudadanos, lo que sí es realmente importante es que, aplicando todas las medidas sanitarias que procedan, el pueblo vaya a ejercer el derecho y el deber del sufragio y que gane quien gane se respete la voluntad popular como se expresará en las urnas. Ojalá toda la clase política entienda que, al final, “la voz del pueblo es la voz de Dios”.

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