El día de los difuntos me recuerda por qué existo mamá

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Por Emilia Evangelista

¿Quién te dijo que te fuiste? Si uno no está donde el cuerpo, sino donde más lo extrañan Y aquí se te extraña tanto, Tú sigues aquí, sin ti, conmigo.  Ricardo Arjona

 Santo Domingo. RD.-  El día de los muertos me lleva a mi infancia en casa de la abuela no porque ella  haya fallecido, sino por los rituales que realizaba para recordar a los seres queridos. Iniciaba en una esquina del patio, creaba un pequeño altar donde, al frente de una cruz colocaba veladoras, una por cada ser querido que había marchado al más allá junto a un jarrón con flores.

Allí, mi abuelita sacaba un ratito para orar por la salvación de las almas de sus parientes  que habían dejado el plano terrenal, la escuchaba hablar con ellos cual si estuvieran presente, le contaba penas, alegrías y yo no entendía qué pasaba.

Con el paso de los años, vi a mi Mama hacer lo mismo cuando murió mi abuela, sin preguntarle me di cuenta que esa era precisamente la forma de sentirse cerca de los que habían partido con la muerte.

Murió mi madre y mi tía y yo seguimos con lo que ya es una tradición familiar de colocar flores y veladoras para  los que ya no están, con la diferencia de que yo hablo con mi mamá siempre, no importa donde me encuentre.

Promesa con Mamá tras su partida

Juntas hicimos la promesa de que si ella moría primero que yo, no se me apareciera (dicen por ahí que las personas muertas aparecen) pero yo soy muy cobarde  y me daría miedo, lo cierto es que no soportaría su presencia no física, pero no podía decírselo, aunque creo que ella lo sabía.

Aprovecho este día de los fieles difuntos para decirle que ella nunca se ha ido, que sigue viva en la vida de mi hermano, de la mía de  hija Gabriela  y el rostro de Coral, mi segunda hija que no llegó a conocer pero que se parece tanto a ella que es como su vivo retrato.

Quiero terminar este pequeño artículo diciéndole a mi mamá, que sé que siempre está aquí conmigo con una frase de la canción de Kany García.

Confieso que me haces tanta falta 

Para decirme: “todo va a estar bien” Para escucharme con una guitarra

Sentada con tu taza de café.

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