EE.UU. tomó represalia contra Singapur por azotes a joven 

Spread the love

Azotes a joven creó conflicto entre USA y Singapur

Por: Roberto Valenzuela

El origen de la tensión o el conflicto diplomático, donde participó el presidente de la primera potencia mundial, fue una pela.  “Crisis entre EE UU y Singapur por una pena de azotes contra un joven norteamericano”, tituló el periódico El País de España.

“El caso tiene implicaciones políticas inesperadas, ya que el propio presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, ha manifestado su preocupación al respecto, mientras la defensa anunciaba que pedirá clemencia al jefe del Estado de Singapur, Ong Teng Cheong”, añade el escrito de El País.

Otra información sobre el mismo tema, pero del mismo diario, explica que Clinton protestó oficialmente, y Estados Unidos retiró temporalmente a su embajador en Singapur y anunció otras medidas de represalia contra ese país, por haber castigado de forma brutal al muchacho norteamericano.

Bueno, eso fue por allá, por el año 1994, cuando las agencias de prensa, los defensores de los Derechos Humanos de Estados Unidos y Europa libraron una batalla en contra del gobierno de Singapur.  La polémica invadió la opinión pública mundial.

Era que las autoridades de Singapur habían apresado a un turista norteamericano, Peter Fay (18 años), un juez ordenó que le dieran latigazos. Sí, azotes por las nalgas o glúteos.

Como el joven estaba detenido y condenado a recibir los fuetazos por el trasero, la prensa norteamericana, hizo una campaña mundial de violación a los Derechos Humanos: decía que era una dictadura brutal.

¿Por qué? Fue sorprendido pintando grafiti, que aún estaba de moda entre los jóvenes norteamericanos, que, en una forma de rebeldía, iban por las calles haciendo gráficos en paredes, carros aparcados en las calles, vallas y demás espacios públicos.

Los singapurenses no hicieron caso y, en buen dominicano, le dieron “su buena pela al muchacho gringo”, sin importar que fuese ciudadano de una potencia mundial. Como había ordenado un juez, lo acostaron “boca abajo”, le bajaron los pantalones, dejando al descubierto las blancas nalgas. Lo azotaron con una vara de bambú, mientras el condenado se retorcía de dolor y clamaba a Dios y a su santa madre.   

Para que quedara constancia en los registros históricos de cómo había sido la zurra, la prensa entrevistó al encargado de dar los azotes.  Este fue bien gráfico y dramático en sus explicaciones.  Llevó a la prensa al lugar donde le dieron la pela al joven norteamericano y cómo los agentes lo acostaron. Mostró y blandió la vara de bambú, mostrando que tiene agilidad en su manejo, parece que conocía bien su oficio de dar pelas.  

Después de la azotaina, al turista norteamericano lo obligaron a que pintara las paredes que había “ensuciado”, ya que para ellos (los singapurenses) había cometido un “acto vandálico” en contra de una propiedad pública.  Ven como sagrados los espacios públicos (parques, plazas, calles, aceras) y se lo infunden a los niños desde que nacen. Les dicen que hay que cuidar las propiedades públicas como sus propias casas.

Por esto, querían dejar un mensaje claro dentro de Singapur, Estados Unidos, Europa y la opinión pública mundial: Singapur es desarrollado y organizado porque las leyes se respetan, sin importar que sea un extranjero o un singapurense.

Este relato está inconcluso: hay que averiguar  si,  después de  la pela, el joven quedó con gusto de seguir su acción de rebeldía, desafiando a los singapurenses o las autoridades de su país, Estados Unidos. Jamás tuvimos noticias de él.  Fuente: El País (1994).

¿Qué piensas sobre esta noticia?

comentarios