Con agentes abusivos no podrá haber reforma policial

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¡Insólito ¡En mi país ni frente al destacamento de la policía se está seguro

RD. –El título se desprende de lo narrado por el periodista Livio Mariano Cedeño, quien fue maltratado y sus derechos violentados por un agente policial mientras se encontraba en un embotellamiento del tránsito justo al frente del destacamento de la Policía en Higüey.

“Soy Livio Mariano Segundo Cedeño Cedeño, un joven decente, hijo de una gloria de la comunicación local y nacional, mi padre Livio Mariano Cedeño de la Cruz. Soy buen padre, buen esposo, buen ciudadano, buen amigo, presidente de la Asociación de Prensa Turística de Higüey (Adompretur) pero, sobre todo, soy un ciudadano que trata de ser lo más correcto posible”, así se define.

Esta mañana (jueves) mientras salía de la grabación de los Boletines de Noticias que presento en Tvhigüey canal 12, me dirijo a realizar las restantes diligencias matutinas.

Por un azar del destino o una provocación conspirativa de la vida para mostrarme que la misma no vale nada en este país, pero sobre todo para indignarme y presumirme que la palca no viene a buscarte solo vestida de delincuente y pandilleros. ¡No! que la vida en este país te la puede arrebatar un policía y para sátira y sarcasmo de la casualidad, te matan frente al mismo destacamento o dirección de la policía en la ciudad que vives. En este caso Higüey.

A continuación, narro los hechos:  Me dirijo en mi vehículo por una de las calles que le pasan de frente al destacamento de la policía en Higüey, resulta que un camión de carga obstaculiza el paso y un vehículo que iba delante de mí y quién escribe tenemos que dar reversa debido a que el paso es imposible en dirección derecha.

Mientras doy reversa con la prudencia y la cautela que amerita la situación un individuo en una pasola casi frena con la parte de atrás de mi vehículo y le da agresivamente al vehículo reclamándome que si le voy a chocar (evidentemente que el tipo era un imprudente que no quería esperar que los dos vehículos terminarán de salir del tapón).

Resulta que le reclamo por la agresividad con la que le dio al vehículo, le digo que si es que no ve lo que está pasando, me lanza una bocanada de inmundicia y yo le respondo como amerita el caso, en ese leve espacio de tiempo con la temperatura de cerca de las 12 del mediodía y con los improperios y la poca escolaridad del sujeto, el ambiente estaba dispuesto para hacer respetar la razón a toda costa.

Vaya sorpresa, se me olvidaba que la hombría en esta nación se manifiesta si tienes un arma de fuego. El individuo que resultó ser un policía vestido de civil saca su arma de fuego, manipula el arma (la soba) y me dice: “Ven ahora”. Yo en mi cólera y en mi justo encono le digo que suelte la pistola y que nos dispongamos a resolverlo como en los viejos tiempos y así nadie sale por lo menos muerto. Pero cuando un individuo se siente hombre con una pistola en la mano y ya manipulada a uno le toca reflexionar, pensar en sus hijos y bajar la guardia.

Tengo al policía con su arma manipulada a un costado de la puerta del chófer de mi vehículo, no tengo espacio, ni escenario para defender mis derechos como me gustaría, dejo que el terror del llano siga con sus amenazas y procedo a marcharme.  En el camino me preguntó a mí mismo: “pero viejo, te sacaron una pistola y te la sobraron frente al destacamento de la policía y no pasó nada”.

Me devuelvo y procedo a identificarme con el centinela que cubre la entrada del destacamento y que vio todo y no hizo nada, y le pregunto: ¿pero tú no viste a ese individuo sacándome un arma de fuego y manipularla? el tipo lánguido y parecería que aún no había comido la de la 12, solo pudo decir que no sabía.

Entonces ahí pude darme cuenta que mi agresor era un policía, una doña que vio todo el espectáculo casi llorando me dijo denúncialo, otras personas que estaban al frente me dicen él está ahí, ve y denúncialo. Efectivamente el tipo subía el segundo nivel del destacamento donde tiene su oficina el comandante que dirige esa institución.

En ese momento, me puse a pensar: pero este tipo en frente de la entrada del destacamento, a la vista de todos, abogados que trabajan en los alrededores, otros policías sentados en la cafetería de la esquina no hicieron nada, imaginar que le había respondido al cobarde, quizás no estuviera escribiendo estás letras.

Pensé y llamé a un fiscal amigo para que llamara al comandante o coronel encargado del destacamento de Higüey. Lo llamé y le expliqué la situación y enseguida estaba más indignado que yo, el llamo al coronel y este le respondió que estaba realizando algo que cuando terminara lo llamaría para reunirnos y escuchar lo sucedido y castigar al asesino vestido de policía.

La llamada nunca llegó, luego ya rumbo a las 6 de la tarde una colega llama al coronel y le explica lo que sucedió, me lo puso al teléfono, me explicaba que llamo al fiscal y se quedó esperándonos.

Que indignante que, frente a un destacamento de la policía, la gente que se supone está para protegerte te trate como a un delincuente.

La verdad y aunque parezca inmaduro de mi parte yo solo quiero 5 minutos a solas y sin armas de fuego con el barraco, el súper hombre que me sacó una pistola y la sobó enfrente de todos y sobre todo al frente del destacamento de la policía de Higüey.

Hablamos de reformas, pero de que valen las reformas si esa institución está integrada por la más baja canallada de nuestra sociedad.

Repito, al coronel encargado del destacamento solo le pediría 5 minutos desarmados.

Insólito carajo, en mi amada República Dominicana, ni frente al destacamento de la policía estás seguro ya que el agresor es la misma policía.

Livio Mariano Segundo Cedeño Cedeño.

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